Podemos comenzar diciendo que fue el tercer monarca salido de la Casa de Hannover, pero el primero en nacer en el Reino Unido y en hablar inglés como lengua materna.
Su reinado comienza allá por el año 1760 y finaliza con su muerte, en 1820.
Entre todas sus hazañas como cabecilla del Imperio, se destaca el logro de convertir a Gran Bretaña en una de las primeras potencias mundiales, extendiendo sus dominios por Norteamérica y conquistando Canadá tras la batalla denominada “La Guerra de los Siete Años“.
Se decía que su flota de navíos era imponente. El mismísimo Napoleón, durante las Guerras Napoleónicas, perdió la supremacía sobre el océano tras enfrentarse a la fuerza naval de Jorge III.
Estas enormes hazañas sólo son opacadas por la grandeza poética de sus locuras.
Además de lo mencionado anteriormente, Jorge III sufría de una grave enfermedad mental ocasionada, según algunos expertos, por la porfiria.
Este desorden, lo volvió prácticamente loco.
Aquí un brevísimo catálogo de sus locuras más famosas
--Se dice que gustaba mucho salir a cazar mariposas desnudo por los parques del palacio.
Iba de un lado a otro, sin nada encima. De las mariposas que cazaba, las describía en un diario cuyos textos fueron usados en muchísimos libros dedicados a estos curiosos insectos.
--Jorge III se fascinaba con los patos que habitaban en sus parques. Los cronistas cuentan que les hablaba y gritaba ordenándoles a estos animalitos a que lo acompañen en sus paseos. Aquel pato que no obedeciere el mandato imperial era perseguido por el mismo monarca, quien se les sentaba encima y le mantenía la cabeza bajo el agua para ahogarlo y luego exponer el cuerpo frente a los otros patos para que aprendan la lección y tomaran como ejemplo de lo que sucedería si no seguían al rey.
--Lo único que lo hacía reír eran unos extraños paseos a caballo. El Rey esperaba ansioso a que el animal demostrara — de la manera menos noble — aquello que se paseara por sus intestinos. Cuando el “sonido” se hacía escuchar, Jorge III se descostillaba a carcajadas, terminando cansado y agotado sobre su caballo.
--Cuentan que solía hablar incoherencias por horas. Su charla era un flujo constante y hablaba hasta transpirar.
Se castigaba con la muerte a aquel que no colaborara con la charla si Jorge III le dirigía la palabra.
Antes de entrar en un coma — el cual terminaría matándolo —, Jorge III habló por mas de 50 hs seguidas. Todo un record.
-http://39escalones.wordpress.com/2007/07/23/cine-para-pensar-la-locura-del-rey-jorge/
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