El presidente solía tener visiones y sueños relacionadas con el futuro y con lo paranormal. En una ocasión y sin motivo específico o causa previa, vio dos imágenes en el espejo que estaban frente a él cruzando la habitación. Al principio creyó que se trataba de alguien que había entrado en la habitación sin su permiso. Pero concentrando la vista se dio cuenta de que la doble imagen que veía reflejada era... la suya.
Una de ellas estaba rodeada por una brillante luz que le daba a la figura una definida apariencia de vitalidad, salud y vigor. Mientras que la otra era pálida, de un color espectral y ceniciento. Una imagen que respiraba muerte y enfermedad. La primera sonreía mientras que la segunda guardaba una seriedad inusitada. La primera parecía mucho más joven y la segunda le aumentaba los años al presidente en gran medida.
"Me levanté, tenía que comprobar que no era un sueño o una especie de alucinación producida por el cansancio. Me acerqué al espejo y vi que a medida que me acercaba la visión desaparecía. Era como si la imagen se derritiera ante mis ojos. Al llegar junto al espejo no había nada.
Toqué el cristal y solo reflejó mi mano sobre él. Pero con la excitación del momento tuve que abandonar la habitación. Tenía demasiadas cosas que hacer, me concentré en ellas deseoso de olvidar lo que había visto. Lo conseguí, pero a veces volvía la visión a mi mente dándome la extraña sensación de que algo andaba mal en mi futuro."
"Toqué el cristal y solo reflejó mi mano sobre él. Pero con la excitación del momento tuve que abandonar la habitación"
Estas fueron las palabras del presidente Lincoln más tarde al referirse al extraño suceso. A pesar de su continua actividad, el presidente no podía apartar la visión de su mente. Estaba seguro de
que tenía algún significado y llegó el momento en que se decidió a tratar de hacerla reaparecer. De nuevo ocupó su sofá preferido y puso la mente en blanco. Estaba completamente seguro de que no dormía. Y de nuevo se repitió el suceso. Allí estaba la doble imagen en el espejo.
Una triste y solitaria, la otra alegre y destellando compañía. Lincoln quedó largo rato contemplando los reflejos de su propia persona en aquel espejo. Y por fin llegó a la conclusión de que sabía el significado. La primera, saludable y sonriente significaba que su
primer mandato como presidente sería exitoso y productivo. La segunda representaba un segundo mandato en el cual se enfrentaría directamente con el desastre. Pasó el tiempo. Lincoln estuvo seguro de que su teoría sobre la interpretación de la doble imagen era cierta el día en que fue elegido para un segundo término como presidente.
Se pasó el día de la nominación en la Oficina de la Guerra en constante comunicación con el General Grant el cual se encontraba en Richmond. Al mediodía se dirigió hacia la Casa Blanca para el almuerzo y sin entrar en sus oficinas privadas, en donde le esperaban unos cuantos de sus íntimos para felicitarlo por la nominación, se dirigió de vuelta al Departamento de la Guerra. Allí recibió las noticias de que Andrew Johnson había sido nominado para vicepresidente. "Extraño,
se supone que el presidente debe ser nominado en primer lugar y el vicepresidente en segundo" dijo el presidente pensativo. "Señor presidente..." -dijo el informante"... ¿No recibió usted las noticias sobre su nominación? Fueron enviadas a la Casa Blanca hace más de dos horas". La forma en que había recibido la noticia, pudiéramos decir que al revés, envió la mente del presidente a la visión de la doble imagen en el espejo y entonces Lincoln quedó convencido de que sería reelecto para un segundo término sin discusión alguna, pero también sintió el presentimiento de que no terminaría este término con vida.
Una vez Lincoln le había dicho a Harriet Beecher Stowe, autor de la Cabaña del Tío Tom lo siguiente: "No importa quien gane la guerra, lo cierto es que yo moriré, poco después de que la misma termine. Lo más impresionante acerca de los sueños proféticos de Lincoln ocurrió cerca
de un mes antes de su asesinato. He aquí sus propias palabras: "Hace como diez días me retiré muy tarde. Me encontraba esperando importantes despachos desde el frente de batalla. Me acosté con un presentimiento, pero el cansancio me hizo quedarme dormido profundamente... y muy pronto comencé a soñar. Me encontraba en una especie de limbo. Estaba despierto y sin embargo tenía consciencia de estar dormido. De pronto escuché una serie de llantos contenidos, como si un número indeterminado de personas estuviera llorando. Pensé en levantarme de mi cama y dirigirme a ver lo que sucedía. Allí el silencio era roto por los mismos sollozos, pero los dolientes eran invisibles. Me dirigí de cuarto en cuarto. No se veía a nadie, pero los sonidos de pena y llanto continuaban mientras que yo caminaba.
Había luz en todas las habitaciones, todos los objetos me eran familiares.Y sin embargo la Casa Blanca estaba completamente vacía. Me encontraba extrañado por lo que sucedía y alarmado. ¿Cuál podía ser el significado de todo esto? Determinado a encontrar la causa de algo tan misterioso y extraño, seguí caminando hasta llegar al Cuarto Este en donde entré. Allí me encontré con una enervante sorpresa. Ante mí se encontraba un féretro en el cual descansaba un cadáver cubierto con vestiduras funerales. Alrededor del cuerpo se encontraban soldados que hacían las veces de vigilantes. Había un montón de personas, muchos de ellos tratando de mirar en el interior del ataúd. El cadáver tenía el rostro cubierto. "¿Quién murió en la Casa Blanca?" Demandé de un soldado. "El presidente" contestó éste "fue asesinado" Entonces sentí un largo y profundo lamento de la multitud. Este lamento fue tan vívido que me despertó de mi sueño. No pude dormir más esa noche, y aún cuando sabía que era solo un sueño, me encontré impresionado por el mismo".
"Ante mí se encontraba un féretro en el cual descansaba un cadáver cubierto con vestiduras funerales. Alrededor del cuerpo se encontraban soldados que hacían las veces de vigilantes."
En una conversación con su guardaespaldas diurno llamado William H. Croock, le dijo lo siguiente: "Croock, sabe que tengo la seguridad de que hay un hombre que quiere asesinarme y que lo conseguir sin duda alguna..." "¿Por qué piensa eso señor presidente?" Indagó Croock.
"Otros hombres han sido asesinados..." aquí la voz del presidente se quebró. "Espero que esté equivocado señor presidente" dijo el guardaespaldas. "Tengo perfecta confianza en los que se encuentran alrededor mío, en cada uno de ellos, y aún embargo sé que cuando llegue el momento fatal y decisivo ninguno de ustedes podrá hacer nada, ya que el destino lo marca así, lo más probable es que el asesino pierda su vida, pero es el destino el que lo quiere así" explicó Lincoln.
Lincoln y lo encontró leyendo. "Hasta mañana señor presidente" dijo Croock. "Adiós Croock" contestó éste. Croock quedó desconcertado. Jamás antes el presidente le había despedido de aquella forma. Era un formal adiós, Y Lincoln jamás se equivocaba en las palabras que usaba.
El guardaespaldas abandonó la Casa Blanca con el presentimiento de la muerte en su espíritu. Exactamente a las 22 horas y 15 minutos, tres horas más tarde, el presidente Abraham Lincoln yacía muerto con un balazo en su cráneo.
Fuente: http://groups.google.com.mx/group/Amanta/msg/7b6b1d5ba9344172
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