Quiere convertirse en dueño del tesoro encerrado en las bodegas de un galeón español durante cuatro siglos? ¿Sí? No es tan difícil. La empresa de cazatesoros estadounidense Odyssey Explorer ha sido capaz de hacerse con un cargamento de 500.000 monedas de oro y plata valorado en 373 millones de euros procedente de la fragata 'Nuestra Señora de las Mercedes', hundida el 5 de octubre de 1804 tras un traicionero ataque de la Armada inglesa frente al cabo Santa María, en las costas portuguesas de Faro. Traicionero porque España e Inglaterra no estaban entonces en guerra y los navíos ingleses aprovecharon para atacar con alevosía el buque cargado de oro que llegaba, con puntualidad oceánica, desde América.
«Sabíamos que se trataba del 'Mercedes'. Odyssey habló de 500.000 monedas acuñadas, una cifra excepcional en la historia del comercio con América. Así consta en los documentos de carga de las fragatas. Venía con quina, canela y telas de vicuña. Además, dijeron que las monedas se encontraban esparcidas en una amplia zona del fondo marino. No había dudas», explica en la sede madrileña de la Real Academia de la Historia (RAH) su presidente, Hugo O'Donnell. «Estaba claro. Al 'Mercedes', atacado por sorpresa, le reventó la santabárbara y el buque saltó por los aires. De otro modo, las monedas se hubieran recuperado dentro de sus sólidas arcas metálicas, cerradas con candado y que sólo los claveros podían abrir», señala.
A los ojos de estos estudiosos del pasado, el expolio estaba claro. En las fotos aparecían los reales de a ocho (duros o columnarios, el dólar de aquellos siglos, ya que era una moneda aceptada en todo el mundo, desde China a Macassar) con la efigie de Carlos III. «Nos roban con absoluta impunidad después de pasarse siete meses junto a nuestras costas y sin que nadie intervenga. Esto chirría», se lamenta el también historiador Martín Almagro Gorbea.
«Abrimos nuestros archivos, donde aparecen consignados todos los naufragios de nuestros barcos, y ni siquiera les pedimos un compromiso de que no usen esa información para expoliar los buques», se duele el académico de la RAH.
Un mapa submarino
¿Le sigue apeteciendo hacerse con un tesoro? Claudio Bonifacio, un simpático buzo e historiador italiano que ha pasado media vida estudiando los legajos del sevillano Archivo de Indias, acaba de publicar un libro titulado 'Galeones con tesoros. Dónde están hundidos. Qué llevaban'. Bonifacio (detenido, desposeído de sus archivos y puesto en libertad tras el escándalo del 'Odyssey' mientras los auténticos responsables del expolio cargaban el tesoro con destino a EE. UU. en Gibraltar) relata al detalle las singladuras de la Armada de Galeones de Tierra Firme, Nueva España y Mar Océana.
«Varias veces al año se concentraban en la bahía las flotas de galeones cargados con los caudales de Potosí, de Quito, de Veracruz, y la ciudad vivía entonces los que fueron sus años de gloria. El viernes 8 de junio de 1708, a las cuatro de la tarde, el galeón San José, que acababa de zarpar para Cádiz con un cargamento de piedras y metales preciosos por medio millón de millones de pesos de la época, fue hundido por una escuadra inglesa...». Son palabras de Gabriel García Márquez en 'El amor en los tiempos del cólera'. Bonifacio le ayuda a narrar las peripecias en Cartagena de Indias de la 'San José', armada con 64 cañones; de la nao almiranta 'San Joaquín', también de 64 bocas de fuego, y del galeón 'Gobierno', de 44 piezas.
Acompañados de una urca artillada, esos tres buques daban escolta a una flota de 17 mercantes, algunos franceses, que se enfrentaban a un mar Caribe dominado ya por los ingleses. Bonifacio detalla la carga hasta la última perra gorda porque todo aparecía consignado («en burocracia siempre hemos sido maestros», bromea el historiador Almagro) en el manifiesto de carga. ¿Todo? No. Se calcula que los galeones cargaban hasta una cuarta parte de contrabando; de ahí los naufragios, de tan sobrecargados que iban.
Actuar con celeridad
«Todos esos pecios constituyen una responsabilidad cultural irrenunciable y forman parte de nuestro patrimonio histórico... cada año que pasa corren un mayor peligro de destrucción», airean su malestar los académicos de la historia José Alcalá-Zamora, Martín Almagro-Gorbea y Hugo O'Donnell en un comunicado en el que urgen al Estado a que actúe «con toda celeridad y eficacia».
Celeridad y eficacia que sí poseen los expoliadores, dotados de los últimos adelantos tecnológicos. Para rescatar las monedas, Odyssey ha empleado un submarino ROV (Vehículo de Observación Remota, en sus siglas en inglés), bautizado como 'Zeus', similar al utilizado por Robert Ballard en la exploración del 'Titanic', y desarrollado por la Armada de Estados Unidos. El barco, el 'Odyssey Explorer', un antiguo pesquero de altura reconvertido para la exploración submarina, les costó en su día dos millones de dólares.
En España sólo existe una embarcación destinada en exclusiva al estudio del patrimonio sumergido, la lancha 'Thetis', del Centro de Arqueología Subacuática de Cataluña. Su labor, resalta Martín Almagro, «ha permitido localizar más de 800 yacimientos submarinos, que comprenden 382 barcos, ocho aviones y cuatro submarinos, 45 construcciones portuarias y once restos de asentamientos humanos». Las costas españolas rebosan de restos sumergidos. «En las aguas del Golfo de Cádiz y del Mar de Alborán, donde ha estado trabajando la empresa 'Odyssey Marine' desde 1998, se acumulan más de 500 pecios», advierte Martín Almagro. Los tesoros (en oro o arqueológicos), están aquí al lado.
Vino, oro y marfil
Greg Stemm y John Morris, responsables de Odyssey, que cotiza en Bolsa desde noviembre de 1993 y emplea a 50 trabajadores, entre marinos, buzos, historiadores y especialistas en archivística, lo saben. Por eso han puesto sus ojos en nuestras costas. Ellos buscan oro. Pasan de los barcos romanos cargados de ánforas vinarias y gárum o del pecio fenicio del Bajo de la Campana, en el Mar Menor, barco que transportaba una carga de colmillos de elefante. «La arqueología submarina en España ha tenido muy escaso desarrollo, en especial por falta de interés y eficacia de los responsables de la Administración», destaca Martín Almagro Gorbea.
Ponerse manos a la obra sería pan comido. La mayoría, por no decir todos los naufragios de galeones, están perfectamente documentados. Se trataba de navíos del Rey, cargados de riquezas de la Corona y de particulares, por lo que su pérdida (y realmente fueron escasas si tenemos en cuenta que cada año durante dos siglos y medio atravesaban el Atlántico convoyes de una docena o más de galeones) era una cuestión de Estado. Posiciones, circunstancias y carga aparecen anotados por los escribanos con su letra cortesana.
Sólo hay que tomar nota de esta lista de pecios españoles y ponerse a soñar con lingotes y monedas de oro. La nao 'Santa Cruz', hundida en Zahara de los Atunes en 1555. En ese mismo año se fue a pique en la playa portuguesa de Buarcos y Carrapateira la nao 'San Salvador'. En 1563 se hundió en las Bahamas la capitana de la Flota de Nueva España. En 1588, el 'Gerona', superviviente de la Armada Invencible, zozobró en la costa irlandesa de Portballintrae, salvándose un puñado de marinos. Al año siguiente, en la playa de Troia (Portugal) se hundió la nao 'Nuestra Señora del Rosario'. En 1600, el 'San Diego', sobrecargado, se fue a pique en Cavite (Filipinas) ante el ataque de una flota holandesa.
'San Roque', 'Santo Domingo', 'San Ambrosio', 'Nuestra Señora de Begoña', 'Nuestra Señora de los Remedios' (en Zacatula, México), la nao 'San Antonio' (costa de Tabasco), el 'Nuestra Señora de Atocha', hundida por un huracán en Florida, la fragata 'Nuestra Señora de las Mercedes', la almiranta de la Flota de Nueva España 'Nuestra Señora de la Concepción', la almiranta de la Armada de Tierra Firme, 'Nuestra Señora de las Maravillas'... Miles de millones de euros hundidos en el mar a la espera de su rescate. Miles de millones de lecciones de historia a la espera de que alguien se anime a leerlas.
Fuente: http://www.diariosur.es/20080703/sociedad/hundidos-olvido-20080703.html
-Documental - Oddisey Explorer. Nuestro patrimonio olvidado
-Reportaje - Nuestro patrimonio olvidado. parte1 - parte2
-Cultura investiga un posible expolio del patrimonio español por parte de "Odyssey"
-Los buques hundidos en Cádiz, Huelva y Sevilla esconden cargas de oro y plata valoradas en 116.000 millones, según Fipda
«Sabíamos que se trataba del 'Mercedes'. Odyssey habló de 500.000 monedas acuñadas, una cifra excepcional en la historia del comercio con América. Así consta en los documentos de carga de las fragatas. Venía con quina, canela y telas de vicuña. Además, dijeron que las monedas se encontraban esparcidas en una amplia zona del fondo marino. No había dudas», explica en la sede madrileña de la Real Academia de la Historia (RAH) su presidente, Hugo O'Donnell. «Estaba claro. Al 'Mercedes', atacado por sorpresa, le reventó la santabárbara y el buque saltó por los aires. De otro modo, las monedas se hubieran recuperado dentro de sus sólidas arcas metálicas, cerradas con candado y que sólo los claveros podían abrir», señala.
A los ojos de estos estudiosos del pasado, el expolio estaba claro. En las fotos aparecían los reales de a ocho (duros o columnarios, el dólar de aquellos siglos, ya que era una moneda aceptada en todo el mundo, desde China a Macassar) con la efigie de Carlos III. «Nos roban con absoluta impunidad después de pasarse siete meses junto a nuestras costas y sin que nadie intervenga. Esto chirría», se lamenta el también historiador Martín Almagro Gorbea.
«Abrimos nuestros archivos, donde aparecen consignados todos los naufragios de nuestros barcos, y ni siquiera les pedimos un compromiso de que no usen esa información para expoliar los buques», se duele el académico de la RAH.
Un mapa submarino
¿Le sigue apeteciendo hacerse con un tesoro? Claudio Bonifacio, un simpático buzo e historiador italiano que ha pasado media vida estudiando los legajos del sevillano Archivo de Indias, acaba de publicar un libro titulado 'Galeones con tesoros. Dónde están hundidos. Qué llevaban'. Bonifacio (detenido, desposeído de sus archivos y puesto en libertad tras el escándalo del 'Odyssey' mientras los auténticos responsables del expolio cargaban el tesoro con destino a EE. UU. en Gibraltar) relata al detalle las singladuras de la Armada de Galeones de Tierra Firme, Nueva España y Mar Océana.
«Varias veces al año se concentraban en la bahía las flotas de galeones cargados con los caudales de Potosí, de Quito, de Veracruz, y la ciudad vivía entonces los que fueron sus años de gloria. El viernes 8 de junio de 1708, a las cuatro de la tarde, el galeón San José, que acababa de zarpar para Cádiz con un cargamento de piedras y metales preciosos por medio millón de millones de pesos de la época, fue hundido por una escuadra inglesa...». Son palabras de Gabriel García Márquez en 'El amor en los tiempos del cólera'. Bonifacio le ayuda a narrar las peripecias en Cartagena de Indias de la 'San José', armada con 64 cañones; de la nao almiranta 'San Joaquín', también de 64 bocas de fuego, y del galeón 'Gobierno', de 44 piezas.
Acompañados de una urca artillada, esos tres buques daban escolta a una flota de 17 mercantes, algunos franceses, que se enfrentaban a un mar Caribe dominado ya por los ingleses. Bonifacio detalla la carga hasta la última perra gorda porque todo aparecía consignado («en burocracia siempre hemos sido maestros», bromea el historiador Almagro) en el manifiesto de carga. ¿Todo? No. Se calcula que los galeones cargaban hasta una cuarta parte de contrabando; de ahí los naufragios, de tan sobrecargados que iban.
Actuar con celeridad
«Todos esos pecios constituyen una responsabilidad cultural irrenunciable y forman parte de nuestro patrimonio histórico... cada año que pasa corren un mayor peligro de destrucción», airean su malestar los académicos de la historia José Alcalá-Zamora, Martín Almagro-Gorbea y Hugo O'Donnell en un comunicado en el que urgen al Estado a que actúe «con toda celeridad y eficacia».
Celeridad y eficacia que sí poseen los expoliadores, dotados de los últimos adelantos tecnológicos. Para rescatar las monedas, Odyssey ha empleado un submarino ROV (Vehículo de Observación Remota, en sus siglas en inglés), bautizado como 'Zeus', similar al utilizado por Robert Ballard en la exploración del 'Titanic', y desarrollado por la Armada de Estados Unidos. El barco, el 'Odyssey Explorer', un antiguo pesquero de altura reconvertido para la exploración submarina, les costó en su día dos millones de dólares.
En España sólo existe una embarcación destinada en exclusiva al estudio del patrimonio sumergido, la lancha 'Thetis', del Centro de Arqueología Subacuática de Cataluña. Su labor, resalta Martín Almagro, «ha permitido localizar más de 800 yacimientos submarinos, que comprenden 382 barcos, ocho aviones y cuatro submarinos, 45 construcciones portuarias y once restos de asentamientos humanos». Las costas españolas rebosan de restos sumergidos. «En las aguas del Golfo de Cádiz y del Mar de Alborán, donde ha estado trabajando la empresa 'Odyssey Marine' desde 1998, se acumulan más de 500 pecios», advierte Martín Almagro. Los tesoros (en oro o arqueológicos), están aquí al lado.
Vino, oro y marfil
Greg Stemm y John Morris, responsables de Odyssey, que cotiza en Bolsa desde noviembre de 1993 y emplea a 50 trabajadores, entre marinos, buzos, historiadores y especialistas en archivística, lo saben. Por eso han puesto sus ojos en nuestras costas. Ellos buscan oro. Pasan de los barcos romanos cargados de ánforas vinarias y gárum o del pecio fenicio del Bajo de la Campana, en el Mar Menor, barco que transportaba una carga de colmillos de elefante. «La arqueología submarina en España ha tenido muy escaso desarrollo, en especial por falta de interés y eficacia de los responsables de la Administración», destaca Martín Almagro Gorbea.
Ponerse manos a la obra sería pan comido. La mayoría, por no decir todos los naufragios de galeones, están perfectamente documentados. Se trataba de navíos del Rey, cargados de riquezas de la Corona y de particulares, por lo que su pérdida (y realmente fueron escasas si tenemos en cuenta que cada año durante dos siglos y medio atravesaban el Atlántico convoyes de una docena o más de galeones) era una cuestión de Estado. Posiciones, circunstancias y carga aparecen anotados por los escribanos con su letra cortesana.
Sólo hay que tomar nota de esta lista de pecios españoles y ponerse a soñar con lingotes y monedas de oro. La nao 'Santa Cruz', hundida en Zahara de los Atunes en 1555. En ese mismo año se fue a pique en la playa portuguesa de Buarcos y Carrapateira la nao 'San Salvador'. En 1563 se hundió en las Bahamas la capitana de la Flota de Nueva España. En 1588, el 'Gerona', superviviente de la Armada Invencible, zozobró en la costa irlandesa de Portballintrae, salvándose un puñado de marinos. Al año siguiente, en la playa de Troia (Portugal) se hundió la nao 'Nuestra Señora del Rosario'. En 1600, el 'San Diego', sobrecargado, se fue a pique en Cavite (Filipinas) ante el ataque de una flota holandesa.
'San Roque', 'Santo Domingo', 'San Ambrosio', 'Nuestra Señora de Begoña', 'Nuestra Señora de los Remedios' (en Zacatula, México), la nao 'San Antonio' (costa de Tabasco), el 'Nuestra Señora de Atocha', hundida por un huracán en Florida, la fragata 'Nuestra Señora de las Mercedes', la almiranta de la Flota de Nueva España 'Nuestra Señora de la Concepción', la almiranta de la Armada de Tierra Firme, 'Nuestra Señora de las Maravillas'... Miles de millones de euros hundidos en el mar a la espera de su rescate. Miles de millones de lecciones de historia a la espera de que alguien se anime a leerlas.
Fuente: http://www.diariosur.es/20080703/sociedad/hundidos-olvido-20080703.html
-Documental - Oddisey Explorer. Nuestro patrimonio olvidado
-Reportaje - Nuestro patrimonio olvidado. parte1 - parte2
-Cultura investiga un posible expolio del patrimonio español por parte de "Odyssey"
-Los buques hundidos en Cádiz, Huelva y Sevilla esconden cargas de oro y plata valoradas en 116.000 millones, según Fipda
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