Nos encontramos con Carlos IV sentado en su trono; un monarca apático, interesado más en asuntos de caza que en gobernar España, calzonazos dominado por su mujer, Mª Luisa de Parma, que a su vez delegaba toda responsabilidad en su favorito, Manuel Godoy.
Nos encontramos con Godoy, Príncipe de la Paz tras el tratado de Basilea firmado para pedir un poco de respiro a los franceses en 1795, uno de los mayores trepas (si no el que más) de la Historia de España y considerado por el pueblo como un auténtico paquete. Los españoles veían en él un paquete por su mala gestión del gobierno, mientras que la reina veía en él un paquete, el otorgado de nacimiento, en detrimento del de su esposo. Ya lo comentaban ciertas coplillas que se oían por esa época:
Mi puesto de Almirante me lo dio Luisa Tonante, Ajipedobes la doy, considerad donde estoy. [...]Tengo con ella un enredo, soy yo más que Mazarredo(1). [...]Y siendo yo el que gobierna todo va por la entrepierna
Manuel Godoy
El afán de poder, fama y dineros de Godoy era máximo, y por ahí supo entrarle Napoleón. Con el pretexto de ser Portugal aliada de los ingleses y ofreciendo a Godoy una corona en los Algarves lusitanos, se firmó secretamente el tratado de Fontainebleau el 28 de octubre de 1807 por el que se permitía el paso de los franceses por tierras españolas para que llegaran sin problema a dar un repaso a nuestros vecinos del oeste. El pueblo español, sumamente quemado por la incompetencia de Don Manuel y su monarca, no vieron el paso de los franceses con malos ojos, pensando que de esta forma ambos serían suprimidos de sus cargos y se instauraría a Fernando VII en el trono. Nada más lejos de lo que Napoleón tenía en mente: la anexión de España suponía contar, además de con un buen punto estratégico, el uso de los astilleros para la construcción de navíos con los que hacer frente a los ingleses y la gestión del comercio de las colonias americanas. Demasiado suculento. Para cuando Godoy quiso darse cuenta de la jugada, ya era demasiado tarde.
La situación se hizo totalmente insostenible y desembocó, el 17 de marzo de 1808, en el Motín de Aranjuez. Miembros del partido fernandino asaltan el palacete de Godoy, quemando todas sus pertenencias. El día 19 Godoy es rescatado de su escondite entre una montaña de esteras y trasladado hasta el Cuartel de Guardias de Corps bajo una tremenda lluvia de palos. Ante el alto riesgo de linchamiento, el príncipe Fernando decide intervenir; esa misma tarde su padre abdicaría sobre él, convirtiéndolo en Fernando VII.
Joachim Murat
El 23 de marzo, Madrid sería ocupada por el general Joachim Murat, militar de talento y hombre de la máxima confianza de Napoleón, que ya había logrado gran fama por sus estupendas cargas de caballería y sus éxitos en Marengo, Austerlitz, Jena y Friedland. La llegada del general, al mando de 10000 hombres, provocó el desalojo de la mayoría de los cuarteles de la ciudad e incluso de algunos conventos para albergar a las tropas, mientras que los nobles debían acoger en sus casas a los oficiales de mayor graduación, y el resto de ciudadanos en las suyas a quienes no hubieran dispuesto ya de alojamiento. Esta situación, unida al trato grosero e irrespetuoso con el que los franceses trataban a las mujeres locales e irritó sobremanera a los madrileños. Desde el primer día hubo bajas en el ejército francés, oscilando entre contusiones leves y muertes absolutas, motivadas por las agresiones de los huéspedes que no toleraban tamaña falta de respeto.
Mientras tanto, Fernando VII, aquél en quienes estaban depositadas todas las esperanzas del pueblo, había sido llamado a Bayona por Napoleón con motivo de una supuesta reunión, para acabar siendo prisionero allí junto a su padre.
Dos circunstancias clave se juntaron: por una parte los madrileños empezaron a sospechar la jugada que realmente se tenían manos los franceses; por la otra, Murat, bajo orden expresa de la superioridad, calentaba los ánimos del pueblo para provocar un tumulto que sirviera para justificar una intervención que sirviera de escarmiento y amedrentara al resto del país.
El 1 de mayo los gritos contra los franceses ya eran evidentes: a la salida de misa de la iglesia del Carmen Calzado, durante la revista dominical en el Paseo del prado, en la Puerta del Sol… hasta que el calendario dio paso a un nuevo día, el 2 de mayo de 1808.
-Documental - El 2 de mayo de 1808 (1/5) (2/5) (3/5) (4/5) (5/5)
-Libro recomendado
-Fundación dos de mayo
-Bájate el pasaje de la historia en mp3 sobre el 2 de mayo.
Nos encontramos con Godoy, Príncipe de la Paz tras el tratado de Basilea firmado para pedir un poco de respiro a los franceses en 1795, uno de los mayores trepas (si no el que más) de la Historia de España y considerado por el pueblo como un auténtico paquete. Los españoles veían en él un paquete por su mala gestión del gobierno, mientras que la reina veía en él un paquete, el otorgado de nacimiento, en detrimento del de su esposo. Ya lo comentaban ciertas coplillas que se oían por esa época:
Mi puesto de Almirante me lo dio Luisa Tonante, Ajipedobes la doy, considerad donde estoy. [...]Tengo con ella un enredo, soy yo más que Mazarredo(1). [...]Y siendo yo el que gobierna todo va por la entrepierna
Manuel Godoy
El afán de poder, fama y dineros de Godoy era máximo, y por ahí supo entrarle Napoleón. Con el pretexto de ser Portugal aliada de los ingleses y ofreciendo a Godoy una corona en los Algarves lusitanos, se firmó secretamente el tratado de Fontainebleau el 28 de octubre de 1807 por el que se permitía el paso de los franceses por tierras españolas para que llegaran sin problema a dar un repaso a nuestros vecinos del oeste. El pueblo español, sumamente quemado por la incompetencia de Don Manuel y su monarca, no vieron el paso de los franceses con malos ojos, pensando que de esta forma ambos serían suprimidos de sus cargos y se instauraría a Fernando VII en el trono. Nada más lejos de lo que Napoleón tenía en mente: la anexión de España suponía contar, además de con un buen punto estratégico, el uso de los astilleros para la construcción de navíos con los que hacer frente a los ingleses y la gestión del comercio de las colonias americanas. Demasiado suculento. Para cuando Godoy quiso darse cuenta de la jugada, ya era demasiado tarde.
La situación se hizo totalmente insostenible y desembocó, el 17 de marzo de 1808, en el Motín de Aranjuez. Miembros del partido fernandino asaltan el palacete de Godoy, quemando todas sus pertenencias. El día 19 Godoy es rescatado de su escondite entre una montaña de esteras y trasladado hasta el Cuartel de Guardias de Corps bajo una tremenda lluvia de palos. Ante el alto riesgo de linchamiento, el príncipe Fernando decide intervenir; esa misma tarde su padre abdicaría sobre él, convirtiéndolo en Fernando VII.
Joachim Murat
El 23 de marzo, Madrid sería ocupada por el general Joachim Murat, militar de talento y hombre de la máxima confianza de Napoleón, que ya había logrado gran fama por sus estupendas cargas de caballería y sus éxitos en Marengo, Austerlitz, Jena y Friedland. La llegada del general, al mando de 10000 hombres, provocó el desalojo de la mayoría de los cuarteles de la ciudad e incluso de algunos conventos para albergar a las tropas, mientras que los nobles debían acoger en sus casas a los oficiales de mayor graduación, y el resto de ciudadanos en las suyas a quienes no hubieran dispuesto ya de alojamiento. Esta situación, unida al trato grosero e irrespetuoso con el que los franceses trataban a las mujeres locales e irritó sobremanera a los madrileños. Desde el primer día hubo bajas en el ejército francés, oscilando entre contusiones leves y muertes absolutas, motivadas por las agresiones de los huéspedes que no toleraban tamaña falta de respeto.
Mientras tanto, Fernando VII, aquél en quienes estaban depositadas todas las esperanzas del pueblo, había sido llamado a Bayona por Napoleón con motivo de una supuesta reunión, para acabar siendo prisionero allí junto a su padre.
Dos circunstancias clave se juntaron: por una parte los madrileños empezaron a sospechar la jugada que realmente se tenían manos los franceses; por la otra, Murat, bajo orden expresa de la superioridad, calentaba los ánimos del pueblo para provocar un tumulto que sirviera para justificar una intervención que sirviera de escarmiento y amedrentara al resto del país.
El 1 de mayo los gritos contra los franceses ya eran evidentes: a la salida de misa de la iglesia del Carmen Calzado, durante la revista dominical en el Paseo del prado, en la Puerta del Sol… hasta que el calendario dio paso a un nuevo día, el 2 de mayo de 1808.
-Documental - El 2 de mayo de 1808 (1/5) (2/5) (3/5) (4/5) (5/5)
-Libro recomendado
-Fundación dos de mayo
-Bájate el pasaje de la historia en mp3 sobre el 2 de mayo.
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