De Martin Luther King a Barack Obama

Barack Obama ya ha pasado a la historia con mayúsculas. Lo ha hecho exactamente 45 años después del discurso del líder negro Martin Luther King en el que anunciaba el día en que sus cuatro hijos vivirían "en una nación donde no serán juzgados por el color de su piel, sino por su forma de ser". El día ya está aquí y Barack Obama, con su nombramiento para el más alto cargo del Estado --utópica en los tiempos de King--, sitúa el proceso por la igualdad racial en su punto más alto.

En 1963, Estados Unidos conmemoraba el centenario de la Proclamación de la Emancipación de los esclavos hecha por Abraham Lincoln. Las organizaciones de defensa de los derechos civiles para los negros promovieron numerosas manifestaciones por todo el país, en particular en las ciudades del sur racista y segregacionista como Birmingham (Alabama), bajo el eslogan Libres en 1963. La mayor iba a tener lugar en Washington. Iba a ser una concentración a escala nacional como nunca se había hecho para pedir trabajo y libertad.

Más de 200.000 personas se congregaron en el National Mall, la gran avenida en la que la democracia norteamericana ha hecho historia, para dirigirse en manifestación desde el monumento dedicado a George Washington hasta el memorial dedicado a Lincoln, en el extremo opuesto al Capitolio. Allí, aquel 28 de agosto, el reverendo King, con su verbo poderoso hecho más potente aún por la fuerza de la razón de sus argumentos, pronunció su discurso más célebre. Lo había escrito a mano hasta altas horas de la noche.

Cien años después de la proclamación de Lincoln, King constataba "la trágica realidad de que el Negro todavía no es libre". El lenguaje políticamente correcto todavía no existía y cuando decía "Negro", lo decía con toda su fuerza reivindicativa. "Cien años más tarde -seguía King- la vida del Negro está tristemente mutilada por los grilletes de la segregación y las cadenas de la discriminación. Cien años más tarde, el Negro vive en una isla solitaria de pobreza en medio de un vasto océano de prosperidad".

El defensor de los derechos civiles emplazaba a la sociedad blanca y a los políticos: "Ahora es el momento de hacer verdad las promesas de Democracia. Ahora es el momento de salir del valle oscuro y desolado de la segregación al camino soleado de la justicia racial. Ahora es el momento de abrir las puertas de la igualdad de oportunidades a todos los hijos de Dios".

Aquel año de 1963 no era para King "un final, sino un principio," el de un camino en el que se rompieron muchas de las cadenas y grilletes a las que se refería el predicador. Personajes como Colin Powell en las Fuerzas Armadas, Condoleezza Rice en la diplomacia o el profesor John Ikenberry en el mundo académico, y tantos otros en los distintos empeños de la sociedad han transitado por este camino. Que ellos hayan llegado donde están no quiere decir que el racismo haya desaparecido de la sociedad. Mientras haya pobreza y diferencias sociales, en Estados Unidos o en cualquier otra parte, el racismo tendrá un buen caldo de cultivo, pero el color de su piel no fue un obstáculo ni mermó sus oportunidades.

El discurso de King ha sido banalizado hasta la saciedad por su célebre frase "He tenido un sueño", pero leído hoy, 45 años después de ser pronunciado, todavía emociona. Más todavía cuando el sueño de un negro en la Casa Blanca se ha hecho realidad.

Fuente. http://elperiodico.com/blogs/blogs/rosamassague/archive/2008/08/29/de-martin-luther-king-a-barak-obama.aspx

-Discurso de Barack Obama en la iglesia de Luther King

-Discurso de Martin Luther King, "Tengo un sueño" - Video del discurso

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