Los extraños sucesos del Cuartel de Cerler


Ruidos, apagones repentinos, sonido de pisadas, sombras misteriosas, objetos que se caen solos…Desde el verano de 1992, numerosos soldados destinados en el refugio-cuartel de Cerler, situado en el Valle de Benasque (Huesca), se han visto sorprendidos por una serie de fenómenos extraños que rompieron la tranquilidad del recinto militar situado en el bello paraje pirenáico.
Desde aquellas fechas, la estancia en el refugio se ha convertido en un infierno para algunos de los reclutas y suboficiales allí destinados.
Aunque los misteriosos y aterradores fenómenos se iniciaron en el verano del 92, todo comenzaba casi un año y medio antes, en marzo de 1991, cuando durante la realización de unas maniobras, tenía lugar un fatídico accidente en un pico cercano, en el que fallecieron nueve personas, siete soldados y dos suboficiales. El grupo estaba formado por un total de 133 individuos, divididos en grupos de diez o doce personas. La gran mayoría de los soldados formaban parte de la Compañía de Esquiadores del Batallón de Cazadores de Alta Montaña III/65 de Barbastro. Pocas horas después, en un lugar conocido como pico Tuca Blanca de Paderna, en la Maladeta, se desataría la tragedia. Un alud de grandes dimensiones sepultaba bajo la nieve a gran parte de la expedición. Por fortuna, la mayor parte de los soldados pudieron salir por sus propios medios o ayudados por sus compañeros.
Desgraciadamente, nueve personas, siete soldados y dos suboficiales, perecían sepultados bajo la gran capa de nieve. Tras arduas labores de rescate en las que participaron más de 150 efectivos de los equipos especiales de la Guardia Civil y el Ejército, ayudados por perros rastreadores, los cadáveres pudieron ser rescatados, siendo custodiados temporalmente en el refugio militar de Cerler (lugar donde se encontraban alojados los miembros de la expedición), y más concretamente, colocados en el secadero destinado a la descongelación de los utensilios que son utilizados durante las maniobras.
Tras las labores de rescate y los funerales, el Valle de Benasque y en especial el refugio militar de Cerler, volvían a la calma. Pero aquella paz no iba a durar mucho tiempo…A partir del verano del año 92, extraños rumores comenzaron a circular por el pueblo de Cerler y por la cercana población de Benasque. Si aquellos comentarios y afirmaciones eran ciertas, algunos de los soldados destinados en el refugio estaban sufriendo desde hacía cierto tiempo toda una serie de sucesos inexplicables que les mantenían totalmente atemorizados. Rápidamente, tanto los reclutas como los habitantes de la zona, relacionaron los terroríficos sucesos con el aún cercano accidente de Tuca Blanca. Por si fuera poco, al parecer, los fenómenos se producían con mayor intensidad en el secadero donde se depositaron los cadáveres y en la sala contigua, destinada al alojamiento y dormitorio de los soldados en determinadas épocas, especialmente durante maniobras.
Según las informaciones vertidas por el Diario del Altoaragón, los soldados tenían que vérselas casi a diario "con ruidos, taquillas que se abren y se cierran solas, sombras que se desplazan de un lugar a otro durante la noche y objetos que se caen sin motivo aparente", entre otros fenómenos inexplicables. Resultaba bastante curioso, por no decir sospechoso. El 28 de septiembre, "fuentes militares" confirmaban al periódico la existencia de extraños sucesos en el refugio, y horas más tarde, otras "fuentes militares" (¿o fueron las mismas?) desmentían todo rápidamente afirmando que tan sólo de trataba de "novatadas y bromas entre reclutas".
Una cosa es segura. Algo, fuera lo que fuera, sucedía en el refugio. Cuando intentamos ponernos en contacto con un sargento que había estado destinado en Cerler y que había sido testigo directo de alguno de los extraños fenómenos, declinó tajantemente hacer cualquier declaración: "No puedo contaros nada. Me dijeron que me callara".

¿Pretendió acaso el Ejército de Tierra encubrir unos hechos que le resultaban bastante incómodos? ¿Cómo explicar a la opinión pública la existencia de unos sucesos que escapaban a su control y que atemorizaban a los reclutas? Sea como fuere, lo cierto es que en el refugio ocurrían cosas extrañas, sucesos inexplicables como los que vivió Oscar Blasco.
Fuente: http://www.rincondelmundo.net/2008/10/terror-en-la-casa-cuartel-cerler-1991.html
-Escucha el Expediente del Misterio del programa La Rosa de los Vientos sobre este tema.
-Reportaje en el Programa Cuarto Milenio - Pánico en el Cuartel (1/2) (2/2)

La pregunta del millón ¿es posible viajar en el tiempo?


Dos matemáticos rusos han sugerido que el colisionador de partículas gigante que está construyendo el CERN cerca de Ginebra (Suiza), podría crear las condiciones que hicieran posible el viaje al pasado o al futuro. En esencia, Irina Arefieva e Igor Volovich creen que el LHC, cuyo estreno se espera para este año, podría crear diminutos “agujeros de gusano” en el espacio, que podrían hacer posible un método para el viaje limitado en el tiempo.

En caso de ser cierto, esto supondría la primera oportunidad en la historia de la humanidad de crear una máquina del tiempo. Si viajar al pasado es realmente factible, en teoría debería ser solo posible hacia el pasado, hasta el punto donde se creó la primera máquina del tiempo, lo cual podría significar que los viajeros del futuro podrían ser capaces de visitarnos. Tal y como se sugiere en un artículo publicado esta semana en New Scientist, este año - el 2008 - podría convertirse en el “año cero” para el viaje en el tiempo.

¿Se trata realmente de una proposición seria?

En el artículo de New Scientist se señala que existen varios problemas prácticos y paradojas teóricas para el viaje en el tiempo. “No obstante, permanece abierta una estrecha posibilidad de que veamos visitantes del futuro en los años venideros”, comentan de forma provocadora en la revista.

Es necesario decir que solo unos pocos científicos aceptan la idea de que el Gran Colisionador de Hadrones creará las condiciones que se creen necesarias para el viaje en el tiempo. El LHC se ha diseñado para someter a prueba las misteriosas fuerzas que existen al nivel de las partículas subatómicas, y como tal podrá dar respuesta a muchas cuestiones importantes, tales como la verdadera naturaleza de la gravedad. No ha sido diseñada como una máquina en el tiempo.

En cualquier caso, si el LHC se convierte accidentalmente en una máquina del tiempo, este dispositivo solo existiría a nivel subatómico, de modo que no estamos hablando de una máquina como el Tardis del Doctor Who, una especie de cabina telefónica que era capaz de transportar a las personas hacia el futuro y el pasado.

¿Qué dicen los expertos acerca de la idea del viaje en el tiempo?

Su posibilidad teórica se ha debatido largamente, pero todo el mundo está de acuerdo en que los problemas prácticos son tan inmensos que se trata, con toda probabilidad, de algo que nunca va a suceder. Brian Cox, investigador del CERN en la Universidad de Manchester, señala que incluso aunque las leyes de la física no prohíben el viaje en el tiempo, eso no implica que vaya a suceder, ciertamente al menos en términos de hacer regresar a los viajeros del tiempo.

“Decir que las leyes de la física, tal y como las conocemos, permiten viajar al pasado es lo mismo que decir, parafraseando a Bertrand Russell, que esas mismas permiten que haya una tetera en órbita alrededor de Venus”, dijo el doctor Cox. Es posible, pero no probable.

“El viaje en el tiempo hacia el futuro es absolutamente probable, de hecho el tiempo fluye a velocidades distintas estando en órbita o estando a nivel del suelo, y esto debe ser tomado en consideración a la hora de hacer que los sistemas de navegación por satélite funcionen correctamente. Pero el viaje en el tiempo hacia el pasado, aunque técnicamente sea algo permitido por la teoría de Einstein, será algo que habrá que descartar, según la opinión de la mayoría de los físicos, cuando desarrollemos, si es que eso sucede, una comprensión más profunda de las leyes fundamentales de la física - y ese es uno de los objetivos del LHC”.

¿Por qué se ha llegado a considerar la posibilidad del viaje en el tiempo?

Se debe a la teoría general de la relatividad propuesta por Albert Einstein en 1905. Es la mejor teoría que tenemos hasta el momento sobre la naturaleza del espacio y el tiempo, y además Einstein fue el primero en dotar de formulación y ecuaciones matemáticas para relacionar tanto al tiempo como el espacio en forma de una entidad llamada “espaciotiempo”. Aquellas ecuaciones, y la propia teoría, no prohíben la idea del viaje en el tiempo, aunque desde los tiempos de Einstein y hasta el presente, ha habido muchos intentos por demostrar que el viaje hacia el pasado es imposible.

¿Hay algo que respalde la teoría?

Un buen número de escritores de ciencia ficción han encontrado divertido el viaje en el tiempo, retrotrayéndonos a H.G. Wells, cuyo libro “La máquina del tiempo” fue publicada en 1895 - 10 años antes de que la teoría general de la relatividad de Einstein viese la luz. Curiosamente, otra obra de ciencia ficción ha sido la culpable del renacimiento moderno del interés en el viaje en el tiempo.

Cuando Carl Sagan, el astrónomo estadounidense, escribía su novela Contacto en el año 1986, quiso plantear una forma semiplausible de abordar el problema del viaje temporal sin necesidad de viajar a velocidades superiores a las de la luz - lo cual supondría romper una ley fundamental de la física. Necesitaba que sus personajes viajaran a través de vastas distancias en el espacio, de modo que le pidió a su amigo, el cosmólogo Kip Thorne, que idease una forma posible de lograrlo sin necesidad de romper el límite de la velocidad de la luz.

Thorne sugirió que manipulando agujeros negros se podría crear una especie de “agujero de gusano” a través del espaciotiempo que permitiese a una persona viajar, desde una parte del universo a otra, en un instante. Más tarde se dio cuenta de que, en teoría, esto mismo podría utilizarse para regresar hacia el pasado. Solo se trataba de una teoría, por supuesto, y nadie ha logrado acercarse siquiera a la solución al problema práctico de manipular un agujero negro y crear un agujero de gusano, pero la idea pareció bastante sensata. Tras aquello, se despertó mucho interés en los agujeros de gusano y en el viaje en el tiempo, de ahí esta última idea de los dos matemáticos rusos.

Además de los detalles prácticos ¿qué otra cosa impide el viaje en el tiempo?

El mayor problema teórico se conoce como la paradoja del viaje en el tiempo. Si alguien viaja hacia el pasado y hace algo para evitar su propia existencia, entonces ¿cómo es posible viajar en el tiempo? El clásico ejemplo para esta paradoja es la de que el viajero en el tiempo mata a su propio abuelo antes de que su propio padre haya sido concebido.

Los cosmólogos, famosos por su ingenio imaginativo, han llegado a un método que evita esta paradoja. Sugieren que no existe un único universo, sino múltiples, tantos que cualquier resultado posible para cada suceso tiene lugar en su propio universo. En este universo múltiple, o “multiverso”, una mujer que viaja al pasado para matar a su abuela puede lograrlo, porque en el universo de la puerta de a lado la abuela vive para tener a una hija que se convierte en madre de la asesina.

¿En qué lugar queda entonces la máquina del tiempo de Ginebra?

El físico y escritor de ciencia ficción, John Gribbin, que explica estas cosas mejor que la mayoría, cita un dicho popular en física: todo aquello que no está prohibido es obligatorio. “De modo que esperan que exista la máquina del tiempo. El inconveniente es que la clase de ‘túnel en el tiempo’ accidental que podría producirse en el LHC de Ginebra sería un diminuto agujero de gusano, mucho más pequeño que un átomo, por lo que no habría nada capaz de atravesarlo. Así pues, no recibiremos aún a ningún viajero del futuro en Ginebra. Yo lo veo todo extremadamente improbable, pero ciertamente no se trata de una locura total”.

Así pues, no es una locura total, es solo una pequeña locura.

Fuente: http://www.maikelnai.es/2008/02/09/la-pregunta-del-millon-%C2%BFes-posible-viajar-en-el-tiempo/

-Documental: Viajes a través del tiempo (1/4) (2/4) (3/4) (4/4)

-El Gran Colisionador de Hadrones

-Teoria de la relatividad

-COSMOS (CARL SAGAN) Viajes a través del espacio y del tiempo


Científicos italianos pretenden elevar Venecia para evitar que se inunde

El proyecto inyectaría 18 millones de metros cúbicos de agua al año en el subsuelo de la ciudad para expandir su volumen y aumentar su altura 30 centímetros
Que Venecia se hunde es un hecho. El nivel del agua que rodea al entramado de islas que componen esta incomparable ciudad se encuentra en estos momentos unos 23 centímetros por encima del que registraba a principios del siglo XX. Las inundaciones que periódicamente arrasan la Serenissima y que se conocen con el nombre de acqua alta son cada vez más frecuentes: en 1900 se registraron tan solo siete, frente a los aproximadamente 200 días que en la actualidad las calles de Venecia permanecen anegadas.¿Qué hacer para evitar que la ciudad de los canales acabe sumergida bajo el agua?.
Un grupo de científicos ha salido al paso con una idea tan audaz como sencilla: si Venecia se hunde, en lugar de tratar de ponerle puertas al mar lo que habría que hacer sería reflotar la ciudad. Algo que, aunque parezca ciencia ficción, se puede conseguir. Al menos eso es lo que sostiene un equipo de especialistas de la Universidad de Papua, que asegura haber encontrado la manera de elevar 30 centímetros la altitud de Venecia en los próximos 10 años.
La propuesta -presentada por el equipo capitaneado por Giuseppe Gambolati, profesor de Métodos Numéricos, a los responsables de Venecia- consiste en inyectar una cantidad ingente de agua de mar.
«A 700 metros de profundidad existen unas formaciones arenosas saturadas en un 100% de agua y que, si introdujéramos en ellas todavía más agua, se expandirían, generando un aumento del volumen y elevando por tanto el suelo», explica el profesor Gambolati, quien lleva más de 30 años estudiando la laguna de Venecia.
Este especialista y su equipo ya han hecho todos los cálculos necesarios, sentenciando que para hacer realidad su idea se tendrían que construir en torno a Venecia 12 agujeros, en cada uno de los cuales se insertaría una tubería gigante que descendiese a una profundidad de 700 metros de profundidad. Todas esas gigantescas cañerías, cada una de ellas con un diámetro de unos 30 centímetros, desembocarían en una circunferencia de unos cinco kilómetros de radio y servirían para trasladar, a través de unas bombas, el agua del mar al subsuelo de Venecia.
«Por medio de un modelo de simulación hemos calculado que habría que inyectar en el fondo de la ciudad unos 18 millones de metros cúbicos de agua al año, una cantidad que no resulta exagerada», afirma Gambolati en declaraciones al diario Corriere della Sera.«Si se inyecta esa cantidad de agua durante diez años, en ese periodo de tiempo se conseguirá que Venecia experimente un realzamiento de entre 25 y 30 centímetros».
La realización de este proyecto, además, no afectaría al delicado equilibrio de la laguna veneciana, cuya fauna y flora dependen para sobrevivir del recambio periódico del agua. El agua se cogería del mar, donde se encuentra más limpia, y a través de un conducto sería traslada a los distintos puntos de introducción, en cada uno de los cuales se colocaría un filtro. El agua sería sometida primero a un tratamiento para evitar contaminar el agua salada que se encuentra en el fondo de la laguna, acabando de ese modo las probables objeciones que pudieran presentar los ecologistas al proyecto.

La Compuerta de Moises
Las compuertas de 'Moisés' La idea de reflotar Venecia, haciendo elevar el conjunto de la ciudad en unos 30 centímetros, no resolvería del todo el problema de las inundaciones, pues las más graves superan esa cota.
Sin embargo, lo bueno es que este plan es compatible con 'Moisés', el nombre con el que se ha bautizado al complejo, polémico y costosísimo proyecto de ingeniería que las autoridades italianas ya han puesto en marcha a fin de salvar Venecia de la permanente amenaza de las aguas. Con un presupuesto de 2.600 millones de euros, 'Moisés' contempla la creación de 79 compuertas gigantescas de 20 metros de altura, 30 de ancho y cinco de grosor.
Por lo general, esas compuertas permanecerán sumergidas casi todo el tiempo, pero aquellos días en los que la marea sea demasiado alta y supere el metro de altura, saldrán del fondo del mar y clausurarán la laguna como si de una fortaleza se tratase, impidiendo que el agua del mar penetre en ella.
Fuente: http://www.belt.es/noticias/2005/noviembre/29/venecia.asp
-Esquema del Proyecto
-Documental - Venecia se hunde

Ritual Simbolico en los atentados Occidentales

Los símbolos del dólar, el euro y la libra esterlina esconden las fechas en que se produjo cada atentado.
Así, en el caso del dólar se puede ver la S tachada por dos barras, lo que dejaría en evidencia un 11-S. Para ver la fecha del atentado en Madrid, haría falta inclinar el símbolo del euro (€) para que aparezca un 11-M.
Ahora, en el caso de los atentados en Londres, sería necesario dar vuelta por completo el símbolo de la libra para ver la fecha: 7-J.

No se frote los ojos, si giramos en ángulos de 90º los máximos iconos económicos de Occidente, nos aparecen las iniciales de la datación temporal de los atentados.Podríamos pensar que es casual, que hay un toque de paranoia en dicha afirmación, pero los diseños de dichos iconos han sido efectuados por poderosos iniciados en los rituales iluministas, podemos encontrar su influencia en las mas antiguas culturas.El lenguaje simbólico es muy poderoso, representa complejas ideas utilizando un simplísimo morfismo, muy por encima al lenguaje hablado, transmite ordenes, sensaciones, dudas, miedos… todo en un pequeño grafismo, es el ZIP de la comunicación humana, empaquetando en sus deliberadas formas mensajes que podría llenar gruesos volúmenes.Piense en ello y cada vez que observe su entorno y su mirada caiga en cualquiera de estos iconos, reflexione ¿por qué?, están por todas partes, desde logos de modernas multinacionales, hasta las mas místicas catedrales pasando por camisetas, pines, anillos… analice la idea que transmite, mire en su interior, deje hablar a su subconsciente.
Fuente: http://mundodesconocido.com/WordPress/?p=161
-Video - Curiosidades de un billete
-Reportaje - Los musulmanes de Londres tres años despues del 7/7

Los fascistas llevan corbata


Por Arturo Perez-Reverte
Cuando digo que este país es una mierda, algún lector elemental y patriotero se rebota. Hoy tengo intención de decirlo de nuevo, así que vayan preparando sellos. Encima hago doblete, pues voy a implicar otra vez a Javier Marías, que tras haberse comido el marrón de mis feminatas cabreadas, acusado de machista –¿acaso no se mata a los caballos?–, va a comerse también, me temo, la etiqueta de xenófobo y racista. Y es que, con amigos como yo, el rey de Redonda no necesita enemigos.Madrid, jueves. Noche agradable, que invita al paseo. Encorbatados y razonablemente elegantes, pues venimos de la Real Academia Española, Javier y yo intentamos convencer al profesor Rico –el de la edición anotada y definitiva del Quijote– de que el hotel donde se aloja es un picadero gay. Lo hacemos con tan persuasiva seriedad que por un momento casi lo conseguimos; pero el exceso de coña hace que, al cabo, Paco Rico descorne la flor y nos mande a hacer puñetas. Que os den, dice. Y se mete en el hotel. Seguimos camino Javier y yo, risueños y cargados con bolsas llenas de libros. Bolsas grandes, azules, con el emblema de la RAE. Cada uno de nosotros lleva una en cada mano. Así cruzamos la parte alta de la calle Carretas, camino de la Plaza Mayor.Patente de corso, por Arturo Pérez-ReverteImaginen –visualicen, como se dice ahora– la escena. Capital de España. Dos señores académicos con chaqueta y corbata, cargados con libros, hablando de sus cosas. Del pretérito pluscuamperfecto, por ejemplo. En ese momento pasamos junto a dos individuos con cara de indios que esperan el autobús. Inmigrantes hispanoamericanos. Uno de ellos, clavado a Evo Morales, tiene en las manos un vaso de plástico, y yo apostaría el brazo incorrupto de don Ramón Menéndez Pidal a que lo que hay dentro no es agua. En ésas, cuando pasamos a su altura, el apache del vaso, con talante agresivo y muy mala leche, nos grita: «¡Abajo el Pepé!… ¡Abajo el Pepé!». Y cuando, estupefactos, nos volvemos a mirarlo, añade, casi escupiendo: «¡Cabrones!».Me paro instintivamente. No doy crédito. «¡Pepé, cabrones!», repite el indio guaraní, o de donde sea, con odio indescriptible. Durante tres segundos observo su cara desencajada, considerando la posibilidad de dejar las bolsas en el suelo y tirarle un viaje. Compréndanme: viejos reflejos de otros tiempos. Pero el sentido común y los años terminan por hacerte asquerosamente razonable. Tengo cincuenta y siete tacos de almanaque, concluyo, voy vestido con traje y corbata y llevo zapatos con suela lisa de material. Mis posibilidades callejeras frente a un sioux de menos de cuarenta son relativas, a no ser que yo madrugue mucho o Caballo Loco vaya muy mamado. Sin contar posibles navajas, que alguno es dado a ello. Además tiene un colega, aunque nosotros somos dos. Podría, quizás, endiñarle al subnormal con las llaves en el careto y luego ver qué pasa con el otro; pero acabara la cosa como acabara –seguramente, mal para Marías y para mí–, incluso en el mejor de los casos, con todo a favor, hay cosas que ya no pueden hacerse. No aquí, desde luego. No en este país miserable. Imaginen los titulares de los periódicos al día siguiente: «El chulo de Pérez-Reverte y el macarra de Marías se dan de hostias en la calle con unos inmigrantes». «Xenofobia en la RAE.» «Dos prepotentes académicos racistas, machistas y fascistas apalean salvajemente a dos inmigrantes.» Aunque aún podría ser peor, claro: «Marías y Reverte, apaleados, apuñalados e incluso sodomizados por dos indefensos inmigrantes».Marías parece compartir tales conclusiones, pues sigue caminando. A envainársela tocan. Lo alcanzo, resignado, y llegamos a la Plaza Mayor rumiando el asunto. «Es curioso –dice pensativo–. A mí tío, republicano de toda la vida, lo insultaban por la calle, durante la República, por llevar corbata.» Yo voy callado, tragándome aún la adrenalina. Quién va a respetar nada en esta España de mierda, me digo. Cualquier analfabeto que llegue y vea el panorama, que oiga a los políticos arrojarse basura unos a otros, que observe la facilidad con la que aquí se calumnia, se apalea, se atizan rencores sociales e históricos, tiene a la fuerza que contagiarse del ambiente. Del discurso bárbaro y elemental que sustituye a todo razonamiento inteligente. De la demagogia infame, la ruindad, el oportunismo y la mala índole de la vil gentuza que nos gobierna y nos envenena. Ésta es casa franca, donde todo vale. Donde todos tenemos derecho a todo. Cualquier recién llegado aprende en seguida que tiene garantizada la impunidad absoluta. Y pobre de quien le llame la atención, o le ponga la mano encima. O tan siquiera se defienda.Así que ya saben, señoras y caballeros. Ojito con las corbatas y con todo lo demás cuando salgan de la RAE, o de donde salgan. Nos esperan años interesantes. Tiempos de gloria.

La leyenda negra de La Batalla de Bailen


Hay quien recientemente se ha referido al episodio del confinamiento de los soldados franceses rendidos en la batalla de Bailén como uno de «los primeros campos de concentración de la historia».
Cómo en todas las guerras y en todas las batallas, en la de Bailén hubo vencedores y vencidos. Como ya ha descrito perfectamente para un trabajo divulgativo como éste el profesor Atienza Rivero, los ejércitos españoles al mando supremo del general Francisco Javier Castaños, que había sido designado tras el levantamiento de Andalucía el 26 de mayo de 1808, por la Junta de Defensa de Sevilla, para hacerse cargo de los ejércitos del Sur -hasta ese momento Castaños había ocupado el cargo de gobernador del Campo de Gibraltar- infligieron una severa derrota a las tropas imperiales francesas comandadas por el general Pierre Dupont, conde Dupont de l'Etang, que en el momento de la batalla llegó a disponer de 25.000 hombres, en Bailén.
De Bailén a Cádiz.
De este grueso de soldados imperiales, Menéndez Pidal y Liddell Hart centran en 17.635 hombres hábiles los que rindieron las armas ante los españoles. De este momento glorioso para la historia española y realmente universal, dan cuenta para la historia las creaciones de Casado de Alisal en el famoso cuadro que recoge el momento de la Capitulación de Bailén y en otra obra menos conocida del francés Maurice Orange, que recoge el momento desde la óptica francesa.
Sin embargo, son muy escasos los documentos publicados que hacen referencia al destino de los soldados rendidos en la batalla, que el destino llevaría a sufrir un durísimo cautiverio en el archipiélago de la isla de Cabrera en Baleares, previas las penalidades de su traslado, por toda Andalucía hasta Cádiz y el embarque hasta Baleares. Todo lo más un par de artículos científicos publicados en Historia 16, uno del erudito José Calvo Poyato de 1984 denominado 'Las tropelías de Dupont: antecedentes cordobeses al confinamiento de los prisioneros franceses en la isla de Cabrera' y otro de Fernando Romero Romero de 1996 denominado 'Prisioneros de guerra franceses en Villamartín (1808-1809): un preludio al confinamiento de la división Dupont en la isla de Cabrera' se ocupan de ello. De estos dos artículos se deducen las tremendas calamidades que sufrieron los invasores franceses desde la rendición hasta su traslado hasta Cádiz, en donde permanecieron controlados en pontones flotantes hasta el momento en que fueron embarcados y trasladados hasta la desolada isla de Cabrera en el archipiélago balear.
Se sabe que el paso de los 'gabachos' por los pueblos y villas de Andalucía fue tan lamentable como demostrativo de la ira y la rabia que el pueblo español expresó ante el invasor napoleónico: cantos, golpes, pedradas y otras muchas vejaciones eran desplegadas por los lugareños al tránsito de los cautivos de Dupont, que inicialmente fueron concentrados en la localidad de Villamanrique (Ciudad Real) donde sufrieron los rigores del tórrido calor sureño. A la llegada a Cádiz los soldados franceses fueron concentrados en las inmediaciones del puerto en numerosos pontones flotantes, donde la disentería, el hambre y la desesperación hicieron mella diezmando a los cautivos.
El traslado a Cabrera.
Hasta abril de 1809, nueve meses después de la capitulación de Bailén, duró la primera espera de los prisioneros. El embarque, que muchos pensaban que sería con rumbo Este y con destino a la liberación tras un canje por prisioneros españoles, se realizó en 16 navíos fondeados frente a la ciudad de Cádiz que dieron acogida a los miles de prisioneros, casi 14.000, que permanecían hacinados en las extrañas prisiones flotantes que los acogían; unos espacios inverosímiles en los que la vida era cada día más miserable; en los que el amontonamiento nocturno era más penoso que la promiscuidad diurna. Las pésimas condiciones que la existencia cotidiana les deparaba se vieron incrementadas por el mal tiempo y las tempestades que seguidamente hubieron de padecer durante el tránsito del Estrecho y la navegación del mar de Alborán y el cabo de la Nao hasta llegar a la bahía de Palma y posteriormente hasta la inhóspita isla de las Cabras -isla Cabrera-, donde continuaría la tragedia iniciada en Bailén. Tal vez el dato más anecdótico del dantesco viaje sea, frente a la muerte de decenas de hombres, el alumbramiento de una mujer cautiva, acompañante de un soldado francés, Jeanne, de la famosa pareja de gemelos que años más tarde morirían el cautiverio balear.
Los franceses de Cabrera.
Los más de cinco años -cinco años y un mes concretamente- que los prisioneros franceses vivieron confinados en la isla de Cabrera sin víveres, avituallamientos, agua, ropas, ni ningún tipo de asistencia humanitaria, fueron narrados años más tarde por los periodistas franceses Pierre Pellisier y Jéróme Phelipeau, que presentaron la 'gesta' en forma de relato novelado, basada en datos rigurosamente ciertos y fácilmente comprobables en fuentes de la época. La obra: 'Los franceses de Cabrera (1809-1814)', que tendría una edición española al tiempo del centenario de la Guerra de la Independencia, prácticamente imposible de encontrar, ha sido recientemente reeditada por una pequeña editorial mallorquina, Aucadena.
En ella se descubren los pasajes que rodearon la vida de los más de 13.000 hombres que sufrieron cautiverio en la isla hasta su liberación. Podemos imaginar lo padecido cuando al tiempo de la derrota de Napoleón debieron padecer hasta su liberación, entre el 16 y el 24 de mayo de 1814, en que sólo sobrevivían 3.000 hombres convertidos en eremitas, robinsones, 'tártaros' -recibieron este nombre los nuevos 1.200 prisioneros franceses trasladados desde Alicante en 1812-, enfermos, dementes, muy pocos hombres sanos y de orden y esclavos sometidos por el cruel gobernador Baltasar, enviado en 1812 para someter mediante trabajos forzados a los prisioneros, sofocando así sus deseos de fuga.
La vida en la isla.
Podemos imaginarnos la vida en la isla de aquellos más de 13.000 hombres que fueron desembarcados. En un pedazo de tierra sin apenas vegetación, sin agua, sólo un pequeño manantial, insuficiente, junto a la punta Ancioja, ante el que había que aguardar interminables horas para poder tomar un sorbo de líquido y sin más víveres que los que con cierta regularidad -cada cuatro días si no se olvidaba el avituallamiento a los militares españoles o se castigaba a los prisioneros- eran transportados a la isla en una embarcación y que consistía en un poco de pan mohoso, un puñado de habas y aceite de mala calidad. Vigilados constantemente por un bergantín inglés y dos cañoneras españolas que disuadían cualquier tipo de fuga -fueron varias las intentadas-, 'reconfortados' espiritualmente por los rezos y sometimientos del cura Damián Estelrich que llegaría a la isla el 18 de julio de 1809, aquellos hombres fueron capaces de organizar la vida y un sistema social con un consejo de notables, la impartición de justicia, la promulgación de normas que disciplinaban materias tan cruciales como la caza y la pesca, la creación de un hospital, la posesión y plantación de semillas, la construcción de un lugar donde se celebraban veladas teatrales, o 'trazar' calles con nombres parisinos como la del 'Palais Royal'.
Los pasajes que narra la obra sobre los intentos de fuga, los deseos de libertad, el traslado hasta Inglaterra, en 1810, de los oficiales y los suboficiales, la llegada del cura Damián Esthailer, la muerte de los gemelos de la viuda Jeanne, la locura de esta, la visión de miles de hombres desnudos o andrajosos, enfermos o dementes, sometidos por el hambre, la sed y el hastío, hacen de la experiencia determinada por el confinamiento, uno de los pasajes más terribles e innobles de la historia de España, que fue consecuencia de la 'gloriosa' batalla de Bailén.
La isla de Cabrera.
La isla de Cabrera, actualmente un islote adscrito al Ministerio de Defensa, es la mayor de un pequeño grupo de islas o archipiélago, un bloque calizo de unos 20 kilómetros cuadrados en el que ningún punto dista más de 1 kilómetro de la costa, desprovista de llanos y de protección arbórea, situada a 10 millas del Suroeste de la isla de Mallorca y a 40 leguas de la costa argelina. Un pedazo de tierra desolado en la que sólo se encontraban las ruinas de un antiguo castillete o fortaleza y en donde, a pesar de los intentos en el siglo XVIII de poblar la isla con 100 familias, según un memorial dirigido al rey Carlos III en 1772 por el letrado Tomás Villajuana, no se constató más existencia que tres pobres cabras que prefirieron inmolarse por un acantilado cuando fueron acosadas por los soldados franceses el día del desembarco.
Desde el 31 de marzo de 1230 pertenecía al pavorde de la Iglesia de Tarragona al haberle sido adscrita en beneficio por el rey Jaime I 'el Conquistador', quedando constancia de estar deshabitada desde el siglo XIII, así como de haber sido lugar de establecimiento de una antigua iglesia paleocristiana, cuyos restos aún pueden ser hallados, junto a otros numerosos restos arqueológicos fenicios, griegos, púnicos, romanos y medievales.
En ella murieron más de 10.000 soldados franceses apresados en la batalla de Bailén, los restos de los cuales fueron devueltos un siglo más tarde por el Estado español a la República Francesa, momento del que quedan importantes y emotivos testimonios en la prensa y publicaciones del momento, como la edición del diario francés que ilustra este artículo.
Testimonio del cautiverio y de los padecimientos de los franceses es la inscripción colocada en 1847, en una lápida de granito promovida a iniciativa del príncipe Joinville, hijo de Louis-Philippe, quien, junto a un centenar de 'cabrerenses' reunidos en París, en la que figuran las palabras: «A la memoria de los franceses de Cabrera», de la que existe una réplica desde entonces en la isla.
Fuente: http://www.ideal.es/granada/20080806/opinion/tragedia-cabrera-20080806.html
-Pasaje de la historia en mp3

Historia de la Coca Cola

La historia de la Coca-cola siempre ha resultado pasionante. Un tónico del siglo pasado que nace como bebida medicinal, se convierte en el refresco más popular y ve pasar a través de sus ojos toda la historia del siglo XX es un argumento casi de película que merece la pena conocer.
Fue el 5 de Mayo de 1886 cuando un veterano farmacéutico de 54 años llamado John Pemberton creó la fórmula de la Coca-cola basándose en el éxito del famoso Vino Mariani, una bebida alcohólica revigorizante a base de vino y hoja de coca macerada, formulada en 1863 por el químico italiano Angelo Mariani.
El nombre de la marca y el diseño del logotipo de Coca-cola corrió a cargo del contable del farmacéutico, Frank Robinson, y en sus inicios la Coca-cola fue introducida comercialmente como "un tónico efectivo para el cerebro y los nervios", siguiendo el camino marcado por el Vino Mariani. Se dice que un día llegó un hombre con un fuerte dolor de cabeza a la farmacia de Jacob donde vendían el jarabe de la Coca-cola mezclada en agua y quiso en vez de añadirle agua, añadir soda. El hombre bebió su vaso por un nickel (5 céntimos de la época) y de esta forma nació la Coca-Cola con burbujas tal y como la conocemos en la actualidad.
A lo largo de todo el siglo XX, Coca-cola la bebida refrescante de extractos, ha sido uno de los vehículos de expansión de la cultura norteamericana en todo el mundo y la compañía se encuentra presente en 232 países del mundo, con más sedes incluso que la propia ONU. Muchas son las anécdotas que a través de la historia han ido transformando en mito el refresco Coca-cola, y una de las páginas web que mejor lo refleja es la de TangaWorld Interbar, de recomendada visita y lectura.
La Sombra Nazi de un gigante llamado Coca Cola
Pero la historia de Coca-cola también tiene parajes que hasta nuestros días han permanecido en la sombra. Uno de ellos es la relación que tuvo la compañía con la Alemania nazi de Hitler a la que suministró millones de litros del preciado refresco durante la etapa de expansión del nazismo alemán de 1933 a 1945. Varios altos ejecutivos de Coca-Cola en Alemania eran destacados miembros nazis, y la compañía adoptó una política de ignorancia hacia la práctica de la eugenesia y el exterminio de judíos por parte de los nazis.
Aunque en un principio pudiera parecer que el inicio de la II Guerra Mundial posicionaría a la compañía de Atlanta del lado americano y de los aliados, Coca-cola supo jugar muy bien su baza en un país que suponía el segundo mayor punto de venta del refresco a nivel internacional. En palabras de Eleanor Jones en su artículo Coca-cola va a la guerra "lo que salvó a Coca-cola Alemania de ser abolida por los dictadores nazis fue la estructura corporativa y la filosofía publicitaria de la compañía tan cercanas a la idea nazi de creación de un nuevo y poderoso orden mundial", y que tan bien supieron reflejar en la publicidad de la época en la que las mujeres y hombres siempre sonrientes mostraban el "American way of life".
Otro de los capítulos oscuros de la historia de Coca-cola es la supuesta vinculación de la compañía con grupos de paramilitares sudamericanos, en la que no haré demasiado hincapié y es de obligada lectura el artículo de ARLAC (Asociación de Refugiados de América Latina y el Caribe) sobre la "historia negra de las aguas negras" y donde quedan patentes las numerosas ocasiones en las que la conocida marca de refrescos ha colaborado con mafias y grupos paramilitares en territorio sudamericano para supuestamente coaccionar, torturar, secuestrar e incluso asesinar a líderes sindicales de las plantas de fabricación.
Con polémica o sin ella lo cierto es que Coca-cola es la bebida más consumida a lo largo y ancho de todo el planeta y su característico sabor dulce y con burbujas cautiva a todo el mundo sin distinción de clases, razas o religiones.
La fómula de la Coca Cola
La composición del jarabe base de la Coca-Cola ha sido recientemente desvelado en el libro "Dios, Patria y Coca Cola: la historia prohibida de la bebida más famosa del mundo" del escritor norteamericano Mark Pendergrast. La fórmula de Coca-cola contiene: citrato de cafeína, extracto de vainilla, aromatizantes (naranja, limón, nuez moscada, canela, culantro, etc.), ácido cítrico, jugo de lima, azúcar, agua y E.F.C., es decir, Extracto Fluido de Coca procedente de Ecuador (Erythroxylon novogranatense) que le aporta a la Coca-cola ese aroma tan característico.
Fuente: http://www.muchogusto.net/especiales/Coca-Cola/
http://www.microsiervos.com/archivo/curiosidades/formula-coca-cola.html
-Documental- La Fábrica de Coca Cola
-Documental - Coca Cola vs Pepsi

¿Que le pasó a Cagancho en Almagro?


Es una expresión ya un poco en desuso; pero todavía hay mucha gente que la conoce y la utiliza. Se dice «quedar como Cagancho en Almagro» como sinónimo de hacer las cosas verdaderamente mal y en público. Y es una expresión bonita desde el punto de vista histórico porque su precedente es muy concreto. Y no hace ni un año que cumplió ochenta. Por eso hoy quiero contaros de dónde viene.
Lo primero es explicar lo de Cagancho. Joaquín Rodríguez, de mote Cagancho, fue uno de los más famosos toreros de su época, en las primeras décadas del siglo pasado. Y decir eso es decir mucho. Un rapero americano de éxito o Ronaldinho son personas de parecido nivel de conocimiento y admiración, aunque yo creo, sinceramente, que en un ámbito local de España, la fama de Cagancho les supera. En los años veinte los toros eran prácticamente, junto con el cabaret y el teatro, las únicas diversiones de masas existentes. El fútbol aún no era lo que es hoy y el cine estaba en mantillas. Así pues, debemos entender que este matador de toros era un gran líder de masas con una capacidad de atracción reservada a muy poca gente.
Por eso, cuando en agosto de 1927 se anunció que en la corrida del día 26 torearía el maestro en Almagro, todo el mundo tuvo claro que se produciría una auténtica marea humana hacia este pequeño pueblo. La principal comunicación con Almagro, en aquellos momentos en que la red de carreteras estaba prácticamente inventándose, era el ferrocarril, concretamente el que venía de Ciudad Real. Y aquel día llegó a la estación de Almagro con gente subida a los estribos, sentada en los topes, en cualquier parte. El tren venía repleto de personas que habían pagado en Ciudad Real auténticas fortunas en la reventa para poder estar en aquella corrida.
Según los testimonios que he podido consultar, cuando menos entonces la plaza de Almagro era un lugar elástico donde la gente se apretujaba más o menos según quién viniera. Como aquella vez había tanta expectación, se llenó hasta la bola; una hora antes de comenzar en festejo ya no se cabía dentro. Las crónicas meteorológicas nos dicen que hacía un sol que derretía los testículos.
Formaban terna con Cagancho Antonio Márquez y Manuel del Pozo, Rayito. Dos toreros de menor jaez. El primer germen de aquella mala tarde, de ésas que según Chiquito de la Calzada tiene cualquiera, fueron precisamente aquellos largos minutos en los que el personal estuvo embotellado en la plaza, codo con codo, pasando un calor de la hostia y escuchando los rumores de los maledicentes, según los cuales Cagancho no llegaría a aquella placita de mierda y a última hora se disculparía de actuar. Desde fuera de la plaza, Radio Macuto radiaba que el maestro no había llegado al pueblo. Los nervios se pusieron a flor de piel. Pero llegó. A las seis en punto, hora del paseíllo, pero llegó.
Salió al ruedo un primer toro colorado de la ganadería de Pérez Tabernero. Tomó seis varas y mandó al suelo a varios jinetes. Márquez y Rayito, como era entonces costumbre, hicieron sus correspondientes quites (si el toro fue siete veces al caballo, tuvieron un montón de oportunidades para ello). Sin embargo, aquí se empezó a ver que Cagancho había llegado a Almagro desganado. Sobraron las oportunidades, sí. Pero él no hizo un solo quite. El toro le tocaba a Márquez y éste, a la hora de matar, comenzó a montar la tangana, pues se encaró con el morlaco sin muleta y se dedicó, simple y llanamente, a apuñalarlo. Fue advertido por la presidencia y recibió sonora bronca. Para entonces, el personal llevaba ya más de una hora pasando calor y, hemos de suponer, pasándose la bota de vino. Alegres, cabreados, alegres según el momento.
Rayito, dicen las crónicas, estuvo bien con su segundo. El tercero, primero de Cagancho, era un toro colorado y bragao. Hasta el momento Cagancho ni siquiera había desplegado el capote (no había hecho ni un solo quite) y siguió en la línea. No es que yo entienda mucho de toros, pero es una ley universal que si ante un animal dudas, lo acaba notando. Consciente de que era su toro y de que no podía dejar de hacer un quite, Cagancho intentó ejecutarlo, pero el toro le desarmó, haciendo volar la capa, momento en el que el maestro salió cagando leches hacia la barrera. Ahí fue donde empezó la bronca de verdad.
En la lidia propiamente dicha, el torero se mostró distante y cobarde. A la mínima que el toro le miraba, echaba a correr. Tanto miedo tenía Cagancho que hizo algo increíble: pinchó al toro en el cuello, y después en el brazuelo, lugares ambos absolutamente vedados, no ya para un torero de gran fama, sino para un puto estudiante de primero de la escuela de tauromaquia.
En ese momento el teniente Juan Ayuso, jefe del destacamento de la guardia civil que vigilaba el espectáculo, dio orden a sus hombres de que impidiesen que nadie saltase al callejón. Con ese sexto sentido que da el portar tricornio, ya se había dado cuenta de que aquella tarde se iba a ganar el sueldo.
Cagancho pinchó nueve veces más y entró a descabellar cinco. A la arena comenzaron a llover primero las almohadillas; cuando se acabaron las almohadillas, las botas de vino; cuando se acabaron las botas, botijos; y cuando se acabaron los botijos, cualquier cosa sólida.
Dato importante: nadie tira una bota por usar. Estarían ya vacías. El personal tenía un calor de cojones; había pagado una fortuna para ver a un tipo huir del toro y asaetearlo alevemente; y, además, estaban mamados. Aquello no podía salir bien.
Márquez, dicen, estuvo cojonudo con el cuarto. Pero al público le dio igual. Rayito también cumplió. No obstante, la gente quería que saliera el sexto, a ver si el señor Galáctico destapaba de una puta vez ese tarro de las esencias que dicen que tienen los toreros artistas.
Para colmo, el toro que le salió a Cagancho no era un toro, sino un oso Kodiak bien alimentado. En la suerte de varas, mató a varios caballos (entonces los caballos de picar no llevaban peto). Todo el mundo en la arena se puso nervioso. Los subalternos toreaban a siete kilómetros de los cuernos, Márquez hizo un quite desde su casa, los picadores se hacían caquita cuando el morlaco todavía estaba a diez metros de ellos, y los banderilleros no banderillearon tirando los garapullos como dardos porque no les dejaron.
Cagancho, al parecer, estaba preparado para situaciones así. En la faena propiamente dicha, sacó una muleta descomunal y comenzó a torear con el pico de la tela, manteniendo por lo tanto al toro en otra galaxia. No contento con eso, en uno de los pases, mientras el toro estaba a su lado, le largó un espadazo en el vientre, y luego otro. El toro, claro, se cabreó más de lo que ya de por sí se cabrea un toro cuando lo lidian. Lo miró mal, así que el torero tiró los trastos y repitió la suerte del tercer toro: a toda hostia hacia la barrera. Y, una vez dentro, como el toro se le acercase, ¡le pinchó de nuevo!
El tercer aviso, signo de que el toro es devuelto al corral porque el torero es incapaz de matarlo, sonó mientras Cagancho seguía intentando matar al animal sin salir de la barrera. Lo hacía pinchándole en los costados, en los brazuelos, en cualquier lugar menos allí donde ha de hacerse según marca el arte de Cúchares. Aquellos de los subalternos que se atrevían a saltar a la arena lo hacían con sus espadas debajo de las muletas, se acercaban al toro y le pinchaban también alevosamente, en cualquier parte. A aquel toro no lo mataron. Lo asesinaron.
Estaba el toro vivo, y el ruedo ya comenzaba a llenarse de espectadores que, sudorosos, cabreados y borrachos, habían saltado a la arena con la nada serena intención de saltarle los empastes a hostias al torero gitano.
La guardia civil es mucha guardia civil. Pero una turba enfervorizada puede con todo. Son más y, una vez que el ser humano llega a ese punto en que todo le importa un huevo, no hay argumento que les frene. Las gentes comenzaron a perseguir a Cagancho, el cual intentó, con la espada en la mano, salir de najas de la plaza. Un espectador le agarró del cuello y, arrojándole en dirección contraria, le gritó.
‑¡Al toro, coño! ¡Cobarde!
Otro le arreó una hostia en pleno carrillo. Y allí estaba Cagancho, en medio de un ruedo lleno de gente que le rodeaba para darle una paliza; ruedo en el que todavía había un toro vivo, sangrando por sus mil heridas, soltando tornillazos y llevándose a la gente por delante.
Entonces cargó el ejército, concretamente un destacamento de Caballería que se encontraba allí reforzando a la guardia civil. A caballo y en plan cabrón, consiguieron convencer al público de que se tranquilizase un poco. No sin esfuerzo, despejaron el anillo. Ocho guardias civiles rodearon a Cagancho y lo sacaron de la plaza, entre una lluvia de todo tipo de objetos y fluidos corporales humanos, preferentemente faríngeos, epigástricos y nasales.
El fracaso de Cagancho en Almagro es, efectivamente, la bronca más gorda ocurrida jamás en un espectáculo público en España. La marcha del diestro fue seguida de disturbios en los alrededores de la plaza en los cuales las fuerzas del orden tuvieron que cargar a caballo con una virulencia que ríete tú de los pipiolos antisistema. Almagro aquella tarde fue una batalla campal. Tan, tan fuerte, que quedó en la memoria de los españoles, para los cuales, aún sin haber estado allí, aún sin haberlo vivido, «quedar como Cagancho en Almagro» se les grabó en la memoria como el símbolo de, que diría Barrancas, un fracaso absoluto.
Los testimonios que he podido leer describen a un Cagancho todavía vestido de plata refugiado en el salón de actos del Ayuntamiento de Almagro, custodiado por la guardia civil para que el personal que estaba en la calle no lo matase, fumando indolentemente y como resignado. Así es la vida. Yo quería quedar bien, pero lo que no pue zé, no pue zé. Uno de sus subalternos se queja a la guardia civil.
-¿A usted le parece lógico que a éste [Cagancho] lo quieran meter en la cárcel por no haber matado un toro y a nosotros nos quieran hacer lo mismo por matarlo?
Fuente: http://historiasdehispania.blogspot.com/2008/03/como-cagancho-en-almagro.html

Galeones hundidos en el olvido

Quiere convertirse en dueño del tesoro encerrado en las bodegas de un galeón español durante cuatro siglos? ¿Sí? No es tan difícil. La empresa de cazatesoros estadounidense Odyssey Explorer ha sido capaz de hacerse con un cargamento de 500.000 monedas de oro y plata valorado en 373 millones de euros procedente de la fragata 'Nuestra Señora de las Mercedes', hundida el 5 de octubre de 1804 tras un traicionero ataque de la Armada inglesa frente al cabo Santa María, en las costas portuguesas de Faro. Traicionero porque España e Inglaterra no estaban entonces en guerra y los navíos ingleses aprovecharon para atacar con alevosía el buque cargado de oro que llegaba, con puntualidad oceánica, desde América.
«Sabíamos que se trataba del 'Mercedes'. Odyssey habló de 500.000 monedas acuñadas, una cifra excepcional en la historia del comercio con América. Así consta en los documentos de carga de las fragatas. Venía con quina, canela y telas de vicuña. Además, dijeron que las monedas se encontraban esparcidas en una amplia zona del fondo marino. No había dudas», explica en la sede madrileña de la Real Academia de la Historia (RAH) su presidente, Hugo O'Donnell. «Estaba claro. Al 'Mercedes', atacado por sorpresa, le reventó la santabárbara y el buque saltó por los aires. De otro modo, las monedas se hubieran recuperado dentro de sus sólidas arcas metálicas, cerradas con candado y que sólo los claveros podían abrir», señala.
A los ojos de estos estudiosos del pasado, el expolio estaba claro. En las fotos aparecían los reales de a ocho (duros o columnarios, el dólar de aquellos siglos, ya que era una moneda aceptada en todo el mundo, desde China a Macassar) con la efigie de Carlos III. «Nos roban con absoluta impunidad después de pasarse siete meses junto a nuestras costas y sin que nadie intervenga. Esto chirría», se lamenta el también historiador Martín Almagro Gorbea.
«Abrimos nuestros archivos, donde aparecen consignados todos los naufragios de nuestros barcos, y ni siquiera les pedimos un compromiso de que no usen esa información para expoliar los buques», se duele el académico de la RAH.
Un mapa submarino
¿Le sigue apeteciendo hacerse con un tesoro? Claudio Bonifacio, un simpático buzo e historiador italiano que ha pasado media vida estudiando los legajos del sevillano Archivo de Indias, acaba de publicar un libro titulado 'Galeones con tesoros. Dónde están hundidos. Qué llevaban'. Bonifacio (detenido, desposeído de sus archivos y puesto en libertad tras el escándalo del 'Odyssey' mientras los auténticos responsables del expolio cargaban el tesoro con destino a EE. UU. en Gibraltar) relata al detalle las singladuras de la Armada de Galeones de Tierra Firme, Nueva España y Mar Océana.
«Varias veces al año se concentraban en la bahía las flotas de galeones cargados con los caudales de Potosí, de Quito, de Veracruz, y la ciudad vivía entonces los que fueron sus años de gloria. El viernes 8 de junio de 1708, a las cuatro de la tarde, el galeón San José, que acababa de zarpar para Cádiz con un cargamento de piedras y metales preciosos por medio millón de millones de pesos de la época, fue hundido por una escuadra inglesa...». Son palabras de Gabriel García Márquez en 'El amor en los tiempos del cólera'. Bonifacio le ayuda a narrar las peripecias en Cartagena de Indias de la 'San José', armada con 64 cañones; de la nao almiranta 'San Joaquín', también de 64 bocas de fuego, y del galeón 'Gobierno', de 44 piezas.
Acompañados de una urca artillada, esos tres buques daban escolta a una flota de 17 mercantes, algunos franceses, que se enfrentaban a un mar Caribe dominado ya por los ingleses. Bonifacio detalla la carga hasta la última perra gorda porque todo aparecía consignado («en burocracia siempre hemos sido maestros», bromea el historiador Almagro) en el manifiesto de carga. ¿Todo? No. Se calcula que los galeones cargaban hasta una cuarta parte de contrabando; de ahí los naufragios, de tan sobrecargados que iban.
Actuar con celeridad
«Todos esos pecios constituyen una responsabilidad cultural irrenunciable y forman parte de nuestro patrimonio histórico... cada año que pasa corren un mayor peligro de destrucción», airean su malestar los académicos de la historia José Alcalá-Zamora, Martín Almagro-Gorbea y Hugo O'Donnell en un comunicado en el que urgen al Estado a que actúe «con toda celeridad y eficacia».


Celeridad y eficacia que sí poseen los expoliadores, dotados de los últimos adelantos tecnológicos. Para rescatar las monedas, Odyssey ha empleado un submarino ROV (Vehículo de Observación Remota, en sus siglas en inglés), bautizado como 'Zeus', similar al utilizado por Robert Ballard en la exploración del 'Titanic', y desarrollado por la Armada de Estados Unidos. El barco, el 'Odyssey Explorer', un antiguo pesquero de altura reconvertido para la exploración submarina, les costó en su día dos millones de dólares.
En España sólo existe una embarcación destinada en exclusiva al estudio del patrimonio sumergido, la lancha 'Thetis', del Centro de Arqueología Subacuática de Cataluña. Su labor, resalta Martín Almagro, «ha permitido localizar más de 800 yacimientos submarinos, que comprenden 382 barcos, ocho aviones y cuatro submarinos, 45 construcciones portuarias y once restos de asentamientos humanos». Las costas españolas rebosan de restos sumergidos. «En las aguas del Golfo de Cádiz y del Mar de Alborán, donde ha estado trabajando la empresa 'Odyssey Marine' desde 1998, se acumulan más de 500 pecios», advierte Martín Almagro. Los tesoros (en oro o arqueológicos), están aquí al lado.
Vino, oro y marfil
Greg Stemm y John Morris, responsables de Odyssey, que cotiza en Bolsa desde noviembre de 1993 y emplea a 50 trabajadores, entre marinos, buzos, historiadores y especialistas en archivística, lo saben. Por eso han puesto sus ojos en nuestras costas. Ellos buscan oro. Pasan de los barcos romanos cargados de ánforas vinarias y gárum o del pecio fenicio del Bajo de la Campana, en el Mar Menor, barco que transportaba una carga de colmillos de elefante. «La arqueología submarina en España ha tenido muy escaso desarrollo, en especial por falta de interés y eficacia de los responsables de la Administración», destaca Martín Almagro Gorbea.
Ponerse manos a la obra sería pan comido. La mayoría, por no decir todos los naufragios de galeones, están perfectamente documentados. Se trataba de navíos del Rey, cargados de riquezas de la Corona y de particulares, por lo que su pérdida (y realmente fueron escasas si tenemos en cuenta que cada año durante dos siglos y medio atravesaban el Atlántico convoyes de una docena o más de galeones) era una cuestión de Estado. Posiciones, circunstancias y carga aparecen anotados por los escribanos con su letra cortesana.
Sólo hay que tomar nota de esta lista de pecios españoles y ponerse a soñar con lingotes y monedas de oro. La nao 'Santa Cruz', hundida en Zahara de los Atunes en 1555. En ese mismo año se fue a pique en la playa portuguesa de Buarcos y Carrapateira la nao 'San Salvador'. En 1563 se hundió en las Bahamas la capitana de la Flota de Nueva España. En 1588, el 'Gerona', superviviente de la Armada Invencible, zozobró en la costa irlandesa de Portballintrae, salvándose un puñado de marinos. Al año siguiente, en la playa de Troia (Portugal) se hundió la nao 'Nuestra Señora del Rosario'. En 1600, el 'San Diego', sobrecargado, se fue a pique en Cavite (Filipinas) ante el ataque de una flota holandesa.
'San Roque', 'Santo Domingo', 'San Ambrosio', 'Nuestra Señora de Begoña', 'Nuestra Señora de los Remedios' (en Zacatula, México), la nao 'San Antonio' (costa de Tabasco), el 'Nuestra Señora de Atocha', hundida por un huracán en Florida, la fragata 'Nuestra Señora de las Mercedes', la almiranta de la Flota de Nueva España 'Nuestra Señora de la Concepción', la almiranta de la Armada de Tierra Firme, 'Nuestra Señora de las Maravillas'... Miles de millones de euros hundidos en el mar a la espera de su rescate. Miles de millones de lecciones de historia a la espera de que alguien se anime a leerlas.
Fuente: http://www.diariosur.es/20080703/sociedad/hundidos-olvido-20080703.html
-Documental - Oddisey Explorer. Nuestro patrimonio olvidado
-Reportaje - Nuestro patrimonio olvidado. parte1 - parte2
-Cultura investiga un posible expolio del patrimonio español por parte de "Odyssey"
-Los buques hundidos en Cádiz, Huelva y Sevilla esconden cargas de oro y plata valoradas en 116.000 millones, según Fipda

De Martin Luther King a Barack Obama

Barack Obama ya ha pasado a la historia con mayúsculas. Lo ha hecho exactamente 45 años después del discurso del líder negro Martin Luther King en el que anunciaba el día en que sus cuatro hijos vivirían "en una nación donde no serán juzgados por el color de su piel, sino por su forma de ser". El día ya está aquí y Barack Obama, con su nombramiento para el más alto cargo del Estado --utópica en los tiempos de King--, sitúa el proceso por la igualdad racial en su punto más alto.

En 1963, Estados Unidos conmemoraba el centenario de la Proclamación de la Emancipación de los esclavos hecha por Abraham Lincoln. Las organizaciones de defensa de los derechos civiles para los negros promovieron numerosas manifestaciones por todo el país, en particular en las ciudades del sur racista y segregacionista como Birmingham (Alabama), bajo el eslogan Libres en 1963. La mayor iba a tener lugar en Washington. Iba a ser una concentración a escala nacional como nunca se había hecho para pedir trabajo y libertad.

Más de 200.000 personas se congregaron en el National Mall, la gran avenida en la que la democracia norteamericana ha hecho historia, para dirigirse en manifestación desde el monumento dedicado a George Washington hasta el memorial dedicado a Lincoln, en el extremo opuesto al Capitolio. Allí, aquel 28 de agosto, el reverendo King, con su verbo poderoso hecho más potente aún por la fuerza de la razón de sus argumentos, pronunció su discurso más célebre. Lo había escrito a mano hasta altas horas de la noche.

Cien años después de la proclamación de Lincoln, King constataba "la trágica realidad de que el Negro todavía no es libre". El lenguaje políticamente correcto todavía no existía y cuando decía "Negro", lo decía con toda su fuerza reivindicativa. "Cien años más tarde -seguía King- la vida del Negro está tristemente mutilada por los grilletes de la segregación y las cadenas de la discriminación. Cien años más tarde, el Negro vive en una isla solitaria de pobreza en medio de un vasto océano de prosperidad".

El defensor de los derechos civiles emplazaba a la sociedad blanca y a los políticos: "Ahora es el momento de hacer verdad las promesas de Democracia. Ahora es el momento de salir del valle oscuro y desolado de la segregación al camino soleado de la justicia racial. Ahora es el momento de abrir las puertas de la igualdad de oportunidades a todos los hijos de Dios".

Aquel año de 1963 no era para King "un final, sino un principio," el de un camino en el que se rompieron muchas de las cadenas y grilletes a las que se refería el predicador. Personajes como Colin Powell en las Fuerzas Armadas, Condoleezza Rice en la diplomacia o el profesor John Ikenberry en el mundo académico, y tantos otros en los distintos empeños de la sociedad han transitado por este camino. Que ellos hayan llegado donde están no quiere decir que el racismo haya desaparecido de la sociedad. Mientras haya pobreza y diferencias sociales, en Estados Unidos o en cualquier otra parte, el racismo tendrá un buen caldo de cultivo, pero el color de su piel no fue un obstáculo ni mermó sus oportunidades.

El discurso de King ha sido banalizado hasta la saciedad por su célebre frase "He tenido un sueño", pero leído hoy, 45 años después de ser pronunciado, todavía emociona. Más todavía cuando el sueño de un negro en la Casa Blanca se ha hecho realidad.

Fuente. http://elperiodico.com/blogs/blogs/rosamassague/archive/2008/08/29/de-martin-luther-king-a-barak-obama.aspx

-Discurso de Barack Obama en la iglesia de Luther King

-Discurso de Martin Luther King, "Tengo un sueño" - Video del discurso

Quema de conventos, bibliotecas y aulas durante la Guerra Civil Española


La mayoría de la gente tiene hoy la imagen de la República proyectada por una historiografía muy politizada: un régimen de izquierdas llegado con la misión de solucionar una serie de problemas ancestrales nacidos de la incuria y los privilegios de la derecha. La realidad, como recordará el lector, es harto diferente.
Fueron los políticos derechistas Alcalá-Zamora y Maura quienes unieron a los republicanos y los impulsaron a tomar el poder, y lo hicieron con el fin no de cumplir supuestas "misiones", sino de instaurar una democracia normal, con posibilidad de alternancia entre derechas e izquierdas y solución de los problemas según dictase el voto mayoritario. La iniciativa de dichos dos políticos tuvo otro doble efecto de alcance: debilitó a los monárquicos y calmó la desconfianza de gran parte de la opinión pública ante los conocidos mesianismos republicanos. Gracias a ello la República "advino" entre el entusiasmo de unos, la confianza de otros y sin ninguna oposición significativa (salvo la de los comunistas, muy pocos por entonces).
Maura y Alcalá-Zamora conocían el mesianismo y las manías antirreligiosas de las izquierdas, pero creían poder neutralizarlas mediante el establecimiento de unas libertades generales, elecciones libres y la participación activa de las derechas en el proceso republicano. Y había otro hecho alentador: el PSOE constituía, con gran diferencia, la fuerza más potente, organizada y disciplinada del nuevo régimen, tanto en la izquierda como en la derecha. Debía esa ventaja, como hemos observado, a su colaboración con la dictadura de Primo de Rivera.
Pues bien, bajo la dictadura los socialistas habían renunciado en la práctica a sus violentos extremismos anteriores, inclinándose por la moderación socialdemócrata. Lógicamente, esa tendencia debía acentuarse en la República, un régimen más afín a sus aspiraciones, convirtiendo al PSOE en un decisivo factor de equilibrio.
Esas expectativas razonables iban a recibir enseguida un tremendo golpe: la llamada "quema de conventos". El 11 de mayo, antes de un mes desde la ocupación del poder por los republicanos, las turbas izquierdistas comenzaron en Madrid una oleada de incendios de edificios religiosos, tras un frustrado intento de asaltar el diario monárquico ABC.
Típicamente, la agresión comenzó fabricando un incidente por la supuesta emisión de la Marcha Real desde un piso de monárquicos (algo perfectamente legítimo, si realmente ocurrió), y difundiendo bulos sobre el imaginario asesinato de un trabajador por el marqués de Luca de Tena. Métodos usados desde las matanzas de frailes del siglo XIX, so pretexto de que envenenaban las fuentes públicas.
Todo indica que, como el 13 de abril, los incendiarios salieron del Ateneo, convertido desde meses atrás en centro de agitación republicano con fuerte influencia masónica.
Los incendios cundieron los días siguientes por Andalucía y Levante, dejando un balance final de unos cien edificios destruidos, incluyendo iglesias, varias de gran valor histórico y artístico, centros de enseñanza como la escuela de Artes y Oficios de la calle Areneros, donde se habían formado profesionalmente miles de trabajadores, o el colegio de la Doctrina Cristiana de Cuatro Caminos, donde recibían enseñanza cientos de hijos de obreros; escuelas salesianas, laboratorios, etc. Ardieron bibliotecas como la de la calle de la Flor, una de las más importantes de España, con 80.000 volúmenes, entre ellos incunables, ediciones príncipe de Lope de Vega, Quevedo o Calderón, colecciones únicas de revistas, etcétera; o la del Instituto Católico de Artes e Industrias, con 20.000 volúmenes y obras únicas en España, más el irrecuperable archivo del paleógrafo García Villada, producto de una vida de investigación. Quedaron reducidas a cenizas cuadros y esculturas de Zurbarán, Valdés Leal, Pacheco, Van Dyck, Coello, Mena, Montañés, Alonso Cano, etcétera, así como artesonados, sillerías de coro, portadas y fachadas de gran antigüedad y belleza… Un desastre casi inconcebible.
Pero lo más revelador fue la reacción del Gobierno y de las izquierdas. Azaña paralizó en seco cualquier intento de frenar los disturbios, arguyendo: "Todos los conventos de Madrid no valen la vida de un republicano". Alcalá-Zamora, jefe del Gobierno provisional, escribe con amargura en sus memorias: "La furiosa actitud de Azaña planteó, con el motín y el crimen ya en la calle, la más inicua y vergonzosa crisis de que haya memoria". Pero omite su propia actitud contemporizante y amedrentada, reseñada en cambio por Maura. A los pocos días, en una reacción final muy desmesurada cuando el mal estaba hecho, el Gobierno declaró el estado de excepción y movilizó al Ejército, cesando instantáneamente los desmanes. Unas pocas compañías de la Guardia Civil habrían bastado para impedirlos.
Las izquierdas en general justificaron las tropelías atribuyéndolas "al pueblo", y culpando a las derechas por haber "provocado a los trabajadores". El Socialista amenazaba: "Si de algo han pecado los representantes de la revolución victoriosa es de excesivas contemplaciones con los vencidos" (no habían vencido a nadie, los monárquicos les habían regalado el poder).Viejo talante, que identificaba al pueblo con unas turbas de delincuentes y, lógicamente, a las mismas izquierdas con semejante "pueblo". Aún más graves que los incendios resultó esta clara inclinación de las izquierdas a vulnerar la ley y amparar las violencias so pretexto de un pretendido carácter popular.
La Iglesia y los católicos protestaron, pero sin violencia. Ello no aplacaría a las izquierdas, que lo interpretaron como signo de flojera y mantuvieron su agresividad. Contra toda evidencia, siguieron acusándolos de violentos e intolerantes, manifestando al mismo tiempo burla y desprecio hacia ellos y sosteniendo, con sorna contradictoria, que la misma Iglesia había provocado adrede los disturbios, para desprestigiar a la República.
Pero la casi increíble mansedumbre de la reacción derechista, debida en parte a su desorganización, no impidió que en aquel momento se abriese una grieta profunda en la opinión pública. Quienes desconfiaban del nuevo régimen vieron confirmados sus temores, y muchos que lo habían recibido con tranquilidad, incluso con alborozo, mostraron su preocupación. Entre ellos Ortega. Empezaron también las conspiraciones monárquicas en el Ejército, aunque tan irrelevantes como las republicanas anteriores.
No cabe exagerar las consecuencias políticas, bien descritas, tardíamente, por Alcalá-Zamora: los incendios crearon a la República "enemigos que no tenía; quebrantaron la solidez compacta de su asiento; mancharon un crédito hasta entonces diáfano; motivaron reclamaciones de países tan laicos como Francia o violentas censuras de Holanda. Se envenenó la relación entre los partidos". Calla otro efecto, oculto pero no menos trascendental: su pusilánime gestión de la crisis al frente del Gobierno le hizo perder el liderazgo moral y político de la derecha, y esa frustración le llevaría a sabotear a los nuevos líderes de Acción Popular, con efectos finalmente trágicos.
En cuanto a Maura, ministro de Gobernación, había intentado atajar a tiempo los desmanes, sin conseguirlo, por la oposición de Azaña y las izquierdas y la indecisión de Alcalá-Zamora. A partir de entonces, "dejé prácticamente de ser ministro de un Gobierno para pasar a ser cabo de vara o loquero mayor de un manicomio suelto y desbordado", empeñado en "la lucha a brazo partido con las bandas de insensatos que estaban hiriendo de muerte a un régimen recién nacido, régimen que les había devuelto las libertades y derechos".
Cualquier historiador de mediana solvencia ha de dar a estos hechos su importancia política y psicológica, pero no suele ser así. Beevor los menciona muy de pasada, tergiversándolos y sin entrar en detalles:
"Estos disturbios obligaron finalmente al gobierno provisional a decretar la ley marcial y reprimir con dureza a los revoltosos. Pero la derecha no olvidaría nunca la frase que se atribuyó a Azaña de que todas las iglesias de España no valían la vida de un solo republicano".
Por algo el grupo Prisa y Santos Juliá han promocionado con tanto fervor el libro de Beevor. Todavía lo empeora Javier Redondo en la historia publicada por El Mundo:
"La tensión se extiende por toda España y el Gobierno es censurado por monárquicos y católicos por su debilidad. En la mañana del día 11 los disturbios se recrudecen y la ira popular se concentra contra la Iglesia y particularmente contra los jesuitas. Arden varios conventos, iglesias y centros religiosos".
Redondo llama "ira popular" a las tropelías de grupos de criminales, identificando (es tradición, como hemos visto) al pueblo con la delincuencia. Bennassar, más drástico, simplemente ignora el crucial episodio, refiriéndose meramente a la "indiferencia" de Azaña ante los incendios. Desde luego, queda muy en cuestión su aserto de un Azaña dedicado a "gobernar con la razón". Otros, incluso de derecha, atribuyen a la Iglesia una "reacción excesiva"…
Ninguno observa la reacción pacífica de los católicos ante agresión tan brutal y premonitoria, ni la crisis abierta en la opinión pública, ni las consecuencias políticas generales. Tengo la impresión de que estas omisiones encajan con el presupuesto de que, en definitiva, las izquierdas tenían cierto derecho a sus violencias, pues venían a resolver grandes problemas del país y la Iglesia constituía un obstáculo a sus bellos proyectos. Esos historiadores simpatizan, más o menos claramente, con los mesianismos de entonces y, de un modo u otro, hacen suya la democrática advertencia del periódico izquierdista La Época a las derechas: "Callen y aguanten. La vida es así. Y hay que aceptarla como es".
Tampoco menciona casi ninguno de esos historiadores la gran cantidad de libros y bienes culturales e históricos quemados por tan "populares" delincuentes, amparados de hecho por el Gobierno; acaso porque esa realidad suscita dudas sobre el mito de unos republicanos muy intelectuales y decididos elevar el nivel cultural de la población. Quede ese tema para otro artículo.
Fuente: http://libros.libertaddigital.com/quema-de-conventos-y-de-bibliotecas-y-aulas-1276231283.html
-Documental - Persecución Religiosa en la Guerra Civil Española (1/12) (2/12) (3/12) (4/12) (5/12) (6/12) (7/12) (8/12) (9/12) (10/12) (11/12) (12/12)

¿La tumba perdida de Jesucristo?

Arqueólogos y clérigos en la Tierra Santa criticaron un documental del cineasta James Cameron según el cual unos osarios antiguos podrían contener los restos de Jesús y su familia.“The Lost Tomb of Christ” (La tumba perdida de Cristo), que el Canal Discovery presentó en los Estados Unidos en 2004, dice que 10 osarios antiguos descubiertos en un suburbio de Jerusalén en 1980 pudieran contener los restos de Jesús y su familia, de acuerdo a una nota de prensa del canal.
Uno de los osarios tiene la inscripción “Judah, hijo de Jesús”, lo que, de acuerdo al documental, pudiera indicar que Jesús tuvo un hijo. Y el simple hecho de que Jesús tuviese un osario contradiría la creencia cristiana de que Cristo fue resucitado y ascendió al cielo.
La mayoría de los cristianos creen que el cuerpo de Jesús se pasó tres días en el sitio que hoy ocupa la Iglesia del Santo Sepulcro, en la ciudad vieja en Jerusalén. El sitio identificado en el documental de Cameron está en el sur de Jerusalén, lejos de la iglesia. El documental fue dirigido por el canadiense Simcha Jacobovici.
Aunque el documental dice haber encontrado la tumba de Jesús, la BBC se les adelantó en ese sentido unos 11 años.
En 1996, cuando la BBC transmitió un documental sobre el mismo tema, arqueólogos criticaron las aseveraciones. Amos Kloner, primer arqueólogo en examinar el sitio, dijo que la idea no está confirmada pero vende bien en televisión.
“Ellos simplemente quieren dinero”, dijo Kloner.
Osnat Goaz, portavoz de la agencia gubernamental israelí de arqueología, rehusó comentar antes de que el documental ser transmitido. Goaz dijo que la Autoridad de Antigüedades aceptó enviar dos osarios a Nueva York, pero dijo que no contenían restos humanos.
“Nosotros aceptamos enviar los osarios, pero eso no significa que estamos de acuerdo con los documentalistas”, dijo.
Las afirmaciones del documental han causado la ira de líderes cristianos en Jerusalén.
“La evidencia histórica, religiosa y arqueológica muestra que el lugar en el que Cristo fue sepultado es la Iglesia de la Resurección”, dijo Attallah Hana, clérigo greco ortodoxo en Jerusalén.
El documental, dice, “contradice los principios religiosos y los principios históricos y espirituales que nos sostienen”.
Stephen Pfann, un erudito bíblico en la Universidad de la Tierra Santa en Jerusalén que fue entrevistado para el documental, dice que la hipótesis de los realizadores no es sólida.
Pfann ni siquiera está seguro de que el nombre “Jesús” en los osarios fue interpretado correctamente. El piensa que lo más probable es que se trate del nombre “Hanun”. Las escrituras semíticas antiguas son notoriamente difíciles de descifrar.
Fuente: http://www.malditoweekend.com/la-tumba-perdida-de-jesucris
-La tumba de Jesús, una falsa exclusiva, según el arzobispo Bruno Forte
-Documental - La tumba perdida de Jesús (1/2) (2/2)