El Papa de Hitler en los altares

Cuando el historiador John Cornwell, del Jesus College de Cambridge, decidió escribir El Papa de Hitler, tenía la intención, avalada por el Vaticano, de disipar cualquier atisbo de sombra acerca de la pretendida colaboración de Eugenio Pacelli con los nazis. Cornwell, a medida que indagaba en la terrible historia europea de la década de los treinta y cuarenta, descubrió a un Pío XII complaciente con Adolf Hitler, hasta el extremo de anular cualquier oposición al nacionalsocialismo por parte de los católicos alemanes y, al final, mantener un espeso y ominoso silencio ante el Holocausto judío. El libro del historiador católico británico vale la pena leerlo ahora que el sucesor de Pío XII, el alemán Ratzinguer, pretende impulsar su proceso de beatifición. Como siempre, el Vaticano no tiene reparos en falsificar la historia para dejar en buen lugar a uno de sus pontífices, en este caso a quien más y mejor encarnó el poder absoluto del papado.

Las simpatías de Pío XII por Alemania venían de lejos, de sus tiempos de nuncio en Berlín, y siempre se opuso a que Roma condenase al régimen nazi. Llegó hasta donde fue preciso para evitar el choque con Hitler, con quien firmó un concordato, incluso dejando sin publicar una encíclica que su predecesor, Pío XI, había decidido dar a conocer poco antes de su muerte, en febrero de 1939. La Humani Generis Unitas, ("La unidad del género humano"), era un alegato de condena, prudente, pero taxativo, de la política racista y antisemita de Hitler, mucho más contundente que el enunciado en una encíclica anterior de Pío XI, la Mit Brennender Sorge, ("Con sentida preocupación"), en la que todavía se resaltaba la infidelidad del "pueblo elegido que no cesa de alejarse de su Dios". Elegido Pacelli, se apresuró a olvidarse de la encíclica, puesto que lo fundamental era su entente con Hitler, que mantuvo invariable hasta el final de la Segunda Guerra Mundial, a pesar de que sabía perfectamente lo que ocurría en los campos de exterminio de Europa.
En defensa de Pío XII se ha argumentado que sigilosamente ayudó cuanto pudo a los judíos. ¿Qué hubiera sucedido si esta sigilosa ayuda se hubiera trasmutado en una condenada pública y potente, a través de los micrófonos de la radio vaticana y los púlpitos de las iglesias de Europa, a lo que los nazis estaban haciendo con los judíos? Nunca la hubo. Eugenio Pacelli permaneció en silencio, pese a las múltiples presiones que se hicieron al Vaticano para que alzara la voz. Siempre se mantuvo fiel al concordato firmado con Hitler, a pesar de que éste no dudó en vulnerarlo en todas las ocasiones que lo consideró necesario. Para Hitler fue papel mojado. Para Pío XII una prueba de que su política de entendimiento con el Tercer Reich era un éxito; a él lo supeditó todo, hasta su deleznable silencio.

Sólo una cosa más: en su visita al campo de exterminio de Auschwitz, Benedicto XVI se preguntó, sinceramente conmovido por la maldad que en él sigue anidando, dónde estaba Dios cuando se perpetró el Holocausto. La retórica pregunta del pontífice evidentemente carece de respuesta, pero sí la tendría la de haberse preguntado dónde estaba su predecesor, Pío XII, cuando los judíos -también los gitanos- desaparecían gaseados a millones.

Fuente: http://www.diariodemallorca.es/secciones/noticia.jsp?pRef=2008102000_5_402295__Opinion-Papa-Hitler-altares
-La vida de Pio XII en cómic
-http://www.conoze.com/doc.php?doc=712
-Pio XII no era ningún nazi
-Documental - Pio XII, el Papa de los Judios y los nazis (1/6) (2/6) (3/6) (4/6) (5/6) (6/6)
-Descargate el documental- Pío XII: El Papa, los Judíos y los Nazis - Enigmas Siglo XX (Español/Ingles) [RS/MU]

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